¿Qué es importante?

Cada día de mi vida durante los últimos meses me hago esa pregunta: ¿Qué es importante? Lo hago al momento de decidir en qué enfocarme en mi trabajo, cuando pienso en cambiarme a otro. Al encontrar un vacío en mi tiempo libre o cuando me falta voluntad para algo. Es que uno es atípico, no en el sentirse cansado o deprimido, que eso le pasa a todo el mundo, sino en pensar que eso se debe al estado del mundo en general.

No paso hambre, incluso si no tuviera trabajo tendría una familia que me ama y protege, no pesa sobre mí diagnóstico alguno pero sé que cada día mueren miles de niños por simple hambre, que una de cada cuatro personas en el mundo no tiene acceso a agua potable, que una cantidad igual murió sin haber realizado una llamada telefónica en su vida en la década pasada. Sé que estamos acabando con la vida y su diversidad, actualmente la capacidad de regeneración de la Tierra está por debajo del nivel de consumo de quienes la habitamos. Eso quiere decir que, además de gestionar una pobreza artificial (el 30% de la producción de alimentos va a la basura sin que nadie haya tocado esa comida), estamos creando una escasez de recursos irreparable. He decidido pensar que esta es la causa de mi angustia.

Al mismo tiempo, las personas nos enfrentamos a una paradoja inusual, en un mundo globalizado tenemos fuerzas que están distribuyendo el poder de negociación al tiempo que otras buscan acumularlo en unas pocas manos. Así, mi alcance puede ser mucho mayor que hace una generación, donde casi nadie usaba la web, pero las estructuras que uno aspira modelar también se defienden de forma más eficiente. En un país pequeño, incluso ser presidente no es suficiente. Todos los ecuatorianos podríamos dejar de existir el día de hoy que las tendencias continuarían siendo exactamente las mismas, aún si un domo enorme protegiera nuestro territorio de cualquier posible amenaza. Un problema global requiere de soluciones globales, no humanas.

El problema con los seres humanos es cuádruple: En primer lugar, no somos buenos para hacer frente a «problemas de largo plazo» o postergando la gratificación; dado que nuestras raíces están en la supervivencia diaria en la sabana, nos cuesta pensar en los efectos a largo plazo de nuestras acciones actuales en el medio ambiente. En segundo lugar, somos excesivamente optimistas y confiados, y aunque esto puede haber ayudado a nuestra supervivencia antiguamente y sigue siendo relacionado con el éxito y la esperanza de vida, tiene un inconveniente – que en general no nos gusta escuchar una mala noticia y no estamos preparados para ello sin importar cuán cuantificable sea la noticia. En tercer lugar, no somos capaces de comprender los efectos del crecimiento compuesto (exponencial), lo que significa que ignoramos sus efectos sobre los recursos limitados y, en última instancia, su insostenibilidad. Por último, tenemos una confianza injustificada en el cerebro humano y su capacidad intelectual para salir a nuestro rescate en esta materia; dada la capacidad del cerebro para mantener una actividad intelectual infinita esto no nos debe sorprender, pero no debemos simplemente asumir que esa capacidad infinita aplica al entorno natural (Jeremy Grantham).

Nos preciamos de ser racionales, pero nuestro comportamiento no escapa a nuestros orígenes. Emotivos como somos, no somos capaces de ver con ojos críticos a eso de venderle el alma (nuestro planeta) al diablo (quien sea que esté de actor de turno en el sistema económico que produce dinero de la nada), sea en grandes porciones, como es el caso de las concesiones petroleras o en cómodas cuotas, como cuando vendemos tiempos y morales porque toca pagar las deudas, ganarse el pan de cada día o vivir mejor. Podemos ponernos a reflexionar sobre el estilo de vida que llevamos, condenar a la corrupción, rezar por un mundo mejor, hasta dedicar horas de nuestra vida para cambiar la situación, pero más tarde que temprano vemos números rojos y «ahí quedó «.

Lo que no se cuenta no existe es un eufemismo, la verdad es que lo que se cuenta impera e impone, sino fíjense qué parámetro es el que prima antes que cualquier otro cuando se trata de evaluar qué país va ganando en la carrera hacia ningún lugar. Recortar el gasto social o sacrificar la biodiversidad es justificable siempre que el PIB aumente.  ¿Existen alternativas? Claro que sí, el indice de desarrollo humano, que cuantifica la esperanza de vida, la tasa de alfabetización, el nivel de riqueza, entre otras. Pero el PIB se mide en dólares, todo el mundo entiende eso. Los puntos en el índice de desarrollo humano también son fáciles de entender pero no es algo con lo que nadie vaya a negociar.

¿Te parece si te cambio cinco dólares por un medio punto en mi índice de desarrollo humano del día de hoy?

Hace poco leí acerca de un add-on para google chrome que hace algo de lo más llamativo, te pregunta cuánto ganas por hora y después de eso transforma los precios en pantalla en las horas de trabajo que uno tiene que invertir para acceder a los productos. Abajo, por ejemplo, he incluido un gráfico de lo que sucede cuando quiero comprar libros en Amazon.com. Fíjense en el primer ítem ¡me dan 12 minutos de descuento!

El tiempo es dinero
¿Qué es importante? es la pregunta que nos debemos hacer para cambiar el mundo, pero es una pregunta sobre la que debemos reflexionar como sociedad. Seguramente todos estaremos de acuerdo en que tener un flujo constante de recursos es más importante que un flujo constante de dinero si tenemos que escoger entre el uno o el otro, como actualmente es el caso. El asunto es que todo nuestro aparato económico y político gira en torno a la moneda, por ende urge crear un estándar distinto para la política y la economía. En Ecuador, por ejemplo, se ha creado un Ministerio para que sepa ejecutar este propósito. Literalmente el decreto N° 30 dice:

La Secretaría de la Iniciativa Presidencial para la construcción de la sociedad del Buen vivir cumplirá la función de coordinar con las diferentes instituciones del Estado, especialmente con la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, todas aquellas acciones que impulsen el nuevo modelo que está basado en el Sumak Kawsay.

Y aunque esto le resulte risible a muchas personas, este es el paso más importante que se pudo haber dado en la construcción y consolidación de un nueva economía. No sé si el Estado lo toma tan seriamente como yo lo hago, si sus intenciones sean tan fuertes como las que yo tuviera al haber creado dicha institución o si se trata de una posición política creada sin mucha planificación o perspectiva, pero está ahí; y la semana pasada, junto con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, desarrolló el taller de métricas para el buen vivir. 

Ahí estaba yo, en primera fila, viendo de qué iba la cosa, en la mesa que inauguró el evento estaban Freddy Elhers (que para mí peca de confundir la labor de un ministro con la de un gurú), el director del INEC y René Ramírez, quien presentó una charla magistral sobre su libro: «(Good) Life as the ‘Wealth’ of Nations«, claro que el libro está en español pero recalco el título que René usó en inglés para ilustrar de una mejor manera su intención, la de crear una narrativa distinta a la dominante:

La escasez […] establece límites a la reproducción de los pobres y la naturaleza no puede hacer frente a esto de ninguna otra manera que con la eliminación de sus hijos (Adam Smith, La Riqueza de las Naciones).

El René presenta un concepto que es de lo más interesante, en vez de medir cuanta plata nos ingresa, sea como nación o individualmente, él propone medir el tiempo que uno ha experimentado con satisfacción, lo que usualmente implica al tiempo que uno pasa en relación con otros, con la naturaleza o con uno mismo. «Trabajar o ir de compras es menos de la mitad del tiempo que uno vive» y como tal estamos dejando una proporción muy grande de nuestra vida fuera de nuestra planificación y nuestra economía. Mas importante aún, contamos la parte de la vida que la mayoría de nosotros odiamos. En Ecuador, sólo el 3,4% de la población económicamente activa considera que trabajar no es un sacrificio.

Los seres humanos somos seres racionales, pero la toma de decisiones como sociedad es principalmente emotiva, puede que hayan mejores índices para medir una sociedad perfecta, que tomen en cuenta la termodinámica, la cantidad exacta de cada recurso, el nivel educativo individual de cada persona, pero una medida simplificada que impacte es muy difícil de lograr. Lo más importante de la obra del René es que permite utilizar una variable que le hace competencia al dinero: el tiempo que disfrutas. Si alguien fuera a ofrecerte un salario mayor o el mismo salario pero con menos horas de trabajo, te la piensas. Si decimos que vamos a maximizar el tiempo que uno tiene para el deporte, la familia, los amigos, la lectura en lugar de maximizar ingresos, no suena tan mal. Incluso hablando de su investigación inconclusa, la planificación económica que cuenta el tiempo que un ecosistema demora en desarrollarse considera mucho más valioso al Yasuní que a un bosque de pinos recién plantado, y lo dijo en su conferencia.

La propuesta es tan buen que en 2012, New Economic Foundation la seleccionó como candidata para establecer una métrica que reemplace al PIB, fue presentada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (RIO+20 para los que no somos entendidos). Usualmente la economía se auto-evalúa, construye sus índices para compararse consigo misma, pero tener un parámetro que considere a la vida como el centro del desarrollo permitirá evaluar qué tan ciertas son las afirmaciones de los «neoliberales» o incluso de los «socialistas del siglo XXI». Para quien le interese ¿por qué no habría de interesarte? René publicó un resumen de su libro en la revista de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica, es apenas una docena de páginas, tal vez unos 45 minutos y es gratis, no sé como calce eso en el PIB.


bbrp

La paradoja de ZEITGEIST

Mi escuela y colegios fueron ambos católicos, y en eso eran buenos, teníamos lecturas de la biblia y se nos enseñaba algo sobre el contexto «histórico» de algunos de los eventos que ahí sucedieron. Una lectura reciente me remitió a esos tiempos. Cuando la gente esperaba una rebelión y un mesías que los guiara llegó Jesús, pero ellos no querían un líder espiritual o algo por el estilo, la cuestión era más bien política. Era económica.

La revolución que esa gente esperaba era algo como una destrucción total del sistema económico tal cual existía en ese entonces. Veinte siglos después, un vídeo vodevil — ZEITGEIST — y sus dos secuelas redimen la misma lucha, destrozando al mesías que nunca dio lo que genuinamente se esperaba de él.

  

Espiritualidad

«La oración no es un pedido, es un anhelo del alma.
Es la aceptación de nuestra debilidad. En una oración es mejor tener
un corazón sin palabras, que palabras sin corazón»

– Mahatma Gandhi

Cuando me encontraba en el colegio San Gabriel, una institución emblemática de mi ciudad y conocida por haber protagonizado el milagro de la virgen que lloró, yo era una persona creyente y devota. No me importaba asistir a misa (eso venía por descontado en nuestras actividades) pero sí tener un claro conocimiento de las escrituras y tener una relación cercana con Dios.

Mis padres empezaron a frecuentar un grupo de oración y a menudo pedían mi explicación o consejo respecto a una cosa u otra. Fue además un soporte para todos nosotros pues uno de nuestros familiares más queridos había fallecido recientemente producto de un cáncer de pulmón.  Estas reuniones eran lindas, la gente era amable y uno no podía evitar sentirse acogido y al mismo tiempo asombrado ante los testimonios que daba la gente.

Poco después las clases de Filosofía me brindaron una perspectiva distinta sobre la comprensión del universo, disfruté mucho esas lecciones… Sentí que mi cerebro compartió la evolución del pensamiento humano conforme iba repasando históricamente como los pensadores habían reestructurando la visión que teníamos del mundo. Me vi enfrentado a otras versiones, especialmente de ciertas culturas orientales, de la fábula bíblica; así como a nuevas definiciones de la espiritualidad misma. Hoy en día mantengo cierta empatía con la forma tibetana de budismo y su práctica de compasión activa, no violencia y ecología.

No obstante, esta sensación de que existía algo superior persistía. Con el afán de aprender sobre lo que se vendía como una medicina holística que no daña al cuerpo, decidí explorar ciertas terapias alternativas y, llevado por la malla curricular del instituto donde me tocó, terminé estudiando hasta ufología y «artes» adivinatorias. Se podría decir que entiendo bastante de sanación energética, algo de medicina china y muy bien de astrología. Recalco que, cuando menciono esto, me refiero a que entiendo la «lógica» que presentan dentro de su propio contexto, pero que no por ello las afirmo como valederas. He estado presente en canalizaciones de espíritus, curaciones, limpias… lamentablemente nunca pude ver un endemoniado o un exorcismo.

Siempre tuve un interés en ayudar a otras personas. Habiendo atestiguado y asimilado todo esto aún me sentía incompleto, eso sin mencionar que había cierta presión social porque haga algo decente con mi vida, así pues empecé mi carrera de medicina.

Al comienzo me emocioné muchísimo porque podía explicar cosas que antes no entendía, como la información se transformaba en energía y como un impulso desencadenaba una reacción dentro de la célula, parecía que todo calzaba y lo recalco: parecía. Mientras más me adentraba en los detalles de la fisiología humana, de la física, había cada vez más disonancias entre aquello que «aprendí» y como realmente funcionaban las cosas. Recordé las enseñanzas de mi vida pre universitaria y renació el leve escepticismo que tenía respecto a todo lo que me decían. Siempre dudé, pero a falta de una explicación mejor mi cerebro no tuvo otra opción que aceptar. Ahora tenía argumentos más claros y sencillos a muchos  de los fenómenos que antes me parecieron extraños.

La naturaleza es increíble, si bien ya no era algo sobrenatural, el momento que uno repara en las minuciosidades de nuestro mundo y en el proceso que ha tenido que llevar a cabo para descubrirlas, no puede uno dejar de maravillarse y asombrarse.

«¿Sabe señora porque duele tanto el parto? Es por la evolución. Mire, lo que pasa es que en el momento que empezamos a caminar erguidos, nuestras caderas tuvieron que estrecharse y debido a ello todos los seres humanos nacemos prematuros, nuestro cerebro no termina de desarrollarse hasta los dos años de edad y es debido a este fenómeno que muchos de los estímulos los recibimos antes de que el cerebro sea lo suficientemente maduro, aunque estemos fuera del útero».

La ciencia es sencillamente increíble y hermosa, pero la espiritualidad aún tenía ese algo que me llamaba la atención. En mi imaginación ese otro mundo era una especie de mezcla de pasado, presente y futuro; donde la sabiduría de todos los tiempos convivía, donde se encontraba una armonía perfecta. La gente cuando reza, está en sesiones espiritistas o cosas similares siempre menciona recibir mensajes que clarifican cosas, que parecen provenir de algo que escapaba a su intuición. Durante épocas inestables de mi vida yo fui aconsejado y se habían hecho varias predicciones acerca de mi futuro y de personas cercanas. Muchas de estas no se cumplieron, algunas sí.

Hubo una pausa en mi vida respecto a esta búsqueda espiritual, estaba muy enfocado y ocupado con mis estudios y todo hubiera seguido así sino fuera porque me pasó algo similar a cuando a empecé mi carrera universitaria. En el 2009 tuve la oportunidad de ver uno de los documentales de Peter Joseph explicando esencialmente de dónde viene y hacia donde va el dinero. Jamás en la vida me lo habían explicado, renacieron mis inquietudes de niño, mis ganas de explicar a la gente, mi profundo deseo de acabar con pobreza de la gente, pero no fue hasta que pasaron los minutos y escuché a Jacque Fresco hablar de este término que muchas veces estuvo en mi cabeza que algo hizo clic en mí: Economía Basada en Recursos.

Me quedé atónito frente a su explicación de los problemas sociales y ante la sencillez de las soluciones propuestas. Como en medicina, resultaba que esta explicación era mucho más sencilla. No era el karma de la gente, ni la ley de la atracción, no era culpa de sus pecados sino que las explicaciones para el sufrimiento, la desigualdad humana, la pobreza, la guerra al fin tenían sentido. Aún siento la emoción de encontrar una respuesta a una pregunta que parecía haberse perdido. La ciencia iluminó mi vida una vez más.

De repente los mensajes espirituales ya no eran lo mismo, ya no estaban llenos de sabiduría sino de proyecciones personales, de repente parecía que los seres humanos habían creado algo que tenía más sentido. Hace poco le decía a una amiga que en esa época me pareció que lo mejor que podían hacer esos espíritus (en caso de existir) era encarnar y ayudar en esta transición, en la aplicación del método científico hacia el bienestar social.

Había más respuestas de las que hubiera imaginado. Descubrí gente alrededor de todo el planeta actuando por un mundo mejor. Empecé a conectarme con esa gente en formas que no puedo describir exactamente, a veces simplemente compartiendo esa sensación de asombro, viendo que alguien se atrevió a pensar distinto, quedando impactado por videos de Jason Silva, enamorado de la pasión de Mark Boyle, envidiando la tenacidad de Marcin Jakubowski, emulando la genialidad de Federico Pistono, charlando con Ben McLeish o Seth Lievense. Lo que pasó sencilamente es que después de muchos años, una vez más me sentí parte de un diálogo global, me sentí incluido, comprendido y acogido.

He pasado mucho tiempo tratando de entender que significa exactamente la espiritualidad, varias personas han demandado que en cierta forma, no debería olvidarla y lo que concluí después de pensar mucho en ello es que aquello que denominamos espiritualidad se compone de dos cosas:

  1. El asombro, la capacidad de quedar impactado por algo, de estar atónito frente a aquello que vivimos.
  2. La necesidad de pertenencia, de sentirse incluido dentro de algo más grande, de estar en armonía con aquello más elevado.

Descubrí entonces que esa espiritualidad jamás se perdió en mí, solo mutó…

Mi capacidad de asombro se alineó con las explicaciones de las 4.000 generaciones que me precedieron y que crearon ese hermoso conjunto de conocimientos que denominamos ciencia, de entender porque los seres humanos sentimos esa necesidad de ayudarnos, de como podemos cultivar la felicidad, dañar menos al ambiente, proveer energía limpia, entender la dinámica del espacio, explorar otros planetas, arreglar esos fallos que el universo dejó en nosotros a modo de enfermedades congénitas, de concentrar más energía en un micro procesador que en todo el sol.

La tecnología es un mecanismo liberador de recursos y como tal puedo explícitamente aportar a mejorar la vida de otras personas y al fin siento que pertenezco a un grupo de gente que no me conoce, que tal vez no habla mi idioma, pero que día a día se esfuerza por conectar, crear, maximizar beneficios, disminuir impacto. Al parecer nos encontramos de camino a algo que sí merece el nombre de civilización. La gente está empezando a conversar de ello cada día más. Siento que esto es contagioso y no puedo dejar de sentir alegría por todo esto que está pasando y quiero/necesito de cualquier manera que sea posible SER PARTE de ese cambio que quiero ver en el mundo.

De repente entiendo a los muertos también, me hablan a través de sus libros, sus palabras resuenan en mis sueños, siento que me conecto con el porvenir y lo predigo porque como dice Peter Diamandis la mejor forma de predecir el futuro es crearlo. Y toda esa espiritualidad termina con un nuevo significado donde vivo el aquí y el ahora. Donde no solo tengo una relación emocional con mi planeta, sino que lo entiendo, donde otros seres humanos son mi familia y donde TÚ eres parte del plan.

El futuro está aún por escribirse, espero hayas traído tu lápiz.

Movimiento Zeitgeist en la Semana de la Comunicación XVIII – UPS

El día miércoles 20 de Junio, entre las 11:oo y las 13:00, se proyectó en el centro multimedial de la Universidad Politécnica Salesiana el documental Zeitgeist Addendum:

Posterior a su presentación, se invitó a los asistentes al foro: «Movimiento Zeitgeist» a realizarse la tarde del mismo día; el cual contó con la participación de algunos docentes y estudiantes. Los ponentes: Carlos Pazmiño (estudiante de octavo semestre de comunicación), Frantz Jaramillo (docente) y mi persona.

La presentación inicial fue bastante corta, dado que el ‘título’ del foro daba a entender que los asistentes ya tenían conocimiento del tema, así que a modo de introducción hablé un poco sobre nuestra nueva Campaña One Planet Project y posteriormente di paso a Federico Pistono, un invitado que, sin saberlo, fue protagonista en este evento. Aquí el video proyectado:

Pedí a los asistentes que pusieran especial atención a dos componentes presentes en cada una de las historias presentadas por Federico: ciencia y colaboración. Empezó el debate…

Se dijo que Alemania es uno de los países más lógicos, que dio nacimiento a grandes hombres como Kant y Hegel; y que producto de esa lógica alemana fuimos testigos del nazismo y todas sus atrocidades, que el Movimiento Zeitgeist podría estar financiado por la CIA, que el conocimiento no es la clave para cambiar el mundo, que no se había visto crítica alguna al capitalismo que era la causa de los problemas actuales, que la ciencia era dogmática y algo que me resulta de lo más inverosímil… que el Movimiento Zeitgeist es una visión neopositivista del capitalismo que actualmente enfrentamos.

Sobra decir que yo no dije ninguna de estas cosas y que intenté aclarar de forma calmada (y al final casi desesperada, debido a la falta de moderación y al exceso de discurso político en la sala) la gran mayoría de estos errados conceptos. Fue un grato placer ver en la intervención del público la moderación y claridad que le hicieron falta al ‘acalorado debate‘.

Pero sentí que me faltó algo, debido a una confusión que no fue culpa de nadie, muchas personas pudieron haberse quedado con un concepto incompleto de que es el Movimiento Zeitgeist, hacia donde queremos llegar y cual es el enfoque que tenemos como activistas dentro de un mundo con un gran potencial de unificación, tristemente desperdiciado. Tristemente estos tres puntos básicos fueron pasados por alto por los panelistas que me acompañaron.

El Movimiento Zeitgeist es una iniciativa internacional que busca entender la raíz fundamental de los problemas actuales (hambre, pobreza, desempleo, guerra, violencia, etc.) por medio de una aproximación práctica. Es así que hemos dedicado gran parte de nuestro estudio a entender la economía actual, la cual:

  • Determina las decisiones políticas
  • Modifica las leyes sociales
  • Reparte los recursos del planeta
  • Influye en la orientación que le dan las instituciones educativas a los ciudadanos
  • Se alimenta de guerras e ineficiencia
  • Desplaza al ser humano de sus propias necesidades
Explicar como esta economía reorienta a la naturaleza humana es otro paso fundamental, y podemos encontrar mucha más información sobre esto en la lectura brindada por Peter Joseph, Patología Social:

Y yendo un poco más allá buscamos actualizar al inconsciente colectivo apelando a cada una de sus partes, a cada persona. La verdad no se mide por cuanto agrade a la gente y se vuelve especialmente relevante cuando queremos alimentar, dar abrigo, techo y desarrollo personal a quienes considero hermanos parte de un único organismo, la humanidad. Nuestra propuesta principal se podría resumir como la aplicación del método científico con interés humano y ambiental cristalizado dentro de un Modelo Económico Global Basado en Recursos.

He llenado de videos y enlaces esta corta reseña de lo que fue el ‘Foro: Movimiento Zeitgeist’, con la esperanza de mostrar, a quienes se den el tiempo de revisar la información presentada, lo que podría haber sido con una mayor comprensión de la información y una planificación orientada hacia las soluciones en lugar de enfocada en los problemas. Y lo expreso de esta manera no porque no me haya agradado el evento (sí lo disfruté y de corazón agradezco a los estudiantes, docentes y directivos de la UPS por la oportunidad) sino porque precisamente esta actitu es la que nos permitirá construir un mejor futuro, como dijo Buckminster Fuller: ‘No podemos resolver los problemas utilizando la misma lógica que los creo, para solucionarlos debemos crear un nuevo sistema, que vuelva al actual obsoleto’.

¿Se puede crear un ojo con una célula?

Los biólogos de Japón han cultivado un precursor del ojo humano a partir de células madre y sorprendentemente, fue hecho sin la orientación de una estructura de andamiaje. El descubrimiento indica que la información para formar estos órganos están integrada dentro de las células mismas, y no se rige por las señales ambientales. Los investigadores esperan llevar esta idea hacia ámbitos clínicos en los que esperan reparar directamente los daños en los ojos.

La estructura, que fue desarrollada por Yoshiki Sasai del Centro RIKEN de Biología del Desarrollo (CDB) en Japón, fue una «copa óptica» de sólo 550 micrómetros de diámetro, pero que tenía todas las características de un ojo en proceso de formación, incluyendo a las múltiples capas de células de la retina y a los fotorreceptores. Hasta ahora, Los biólogos que investigan células madre han sido incapaces de crecer precursores de este tipo, limitándose a láminas de tejido de dos dimensiones. Por otra parte, la hazaña de Sasai marca un hito, pues es la primera vez que se logra algo tan complicado con células humanas.

Adicionalmente el experimento de Sasai reveló que las claves para la formación de complejos celulares proviene de dentro de la célulaa y no de factores desencadenantes externos. Una vez que el precursor de la retina se puso en marcha, espontáneamente se formó una bola de células de tejidos epiteliales, que a continuación protruyó hacia afuera para formar una burbuja llamada vesícula óptica. Después se dobló sobre sí misma para formar un saco, creando la copa óptica con una pared exterior (que posteriormente sería el epitelio de la retina) y una pared interior que comprende capas de células de la retina, incluyendo fotorreceptores, células bipolares y células ganglionares.

El logro es particularmente prometedor para aquellos que esperan avanzar en el trasplante de células. La estructura orgánica de capas de Sasai podría resultar en el trasplante de tejido fotorreceptor. También podría conducir a tratamientos para ciertas enfermedades y a la posibilidad de que dicho tejido puede ser congelado anticipando trasplantes en el futuro.

Sasai confía en que su modelo podrá ser trasplantado, teniendo en cuenta que estas células son «puras» y no tienen células madre embrionarias residuales – un factor que reduce significativamente la probabilidad de crecimientos cancerosos de fragmentos de tejido no vinculados (como huesos u otros órganos) .

De cara al futuro próximo, los planes de Sasai son trasplantar las capas de la retina de sus copas ópticas en ratones, y luego, a finales de año, en monos. El reto consistirá en conseguir que el tejido trasplantado para integrarse con el tejido existente. Los detalles del estudio fueron publicados en la revista Nature.