Catarsis

Durante las últimas semanas he experimentado una suerte de depresión, que no me resulta del todo ajena pues la vida no es precisamente un jardín de rosas. A mi entender vivimos en una esclavitud moderna. Esta ocasión era algo distinto que hasta hace poco no sabía explicar.

Me ponía especialmente sensible cuando se trataba del tema del Yasuní y los pueblos no contactados en franco peligro de extinción. Pensé mucho al respecto y la verdad no sirvió de nada. No fue sino hasta hace poco que tras una breve exposición a Hierosonic en su presentación en el Zeitgeist Media Festival 2012, tuve una especie de catarsis que finalmente me dejó tranquilo.

Me parecía bastante extraño que me conectara con una cultura de la que poco sabía, pero lo hacía al punto de llorar. La revelación que tuve fue esta:

Tengo miedo, miedo de que ese allanamiento y abuso a las personas que prefieren excluirse del sistema abusivo en el que vivimos se extienda más allá de la coyuntura que actualmente involucra a los taromenani. Tengo miedo de que no se respete mi decisión de pensar diferente, de conservar un ambiente puro fuera de este sistema de contaminación cultural que invade todas las mentes todos los días.

Me di cuenta que esa es la misma razón que me obliga a levantarme desesperado a buscar buenas noticias en mis dispositivos digitales. La que me hace leer con desesperación cualquier actualización que abra una posible brecha de esperanza para esa gente, aunque yo mismo ya casi no guardo ninguna. Es lo que me motiva a escribir. La que conduce este imperativo que tengo de cambiar lo «normal». Siento que estoy en franco peligro de extinción.

No es el más fuerte el que sobrevive, sino el que mejor se adapta. No lo haré. Este es mi manifiesto. Es el único suicidio que me puedo permitir.

 

Explotación responsable o «sólo la puntita»

«El Yasuní era una propuesta demasiado grande
para una revolución tan pequeña»

– Pedro Donoso

Creo que las cosas están bastante claras para algunos ecuatorianos después de haber leído las publicaciones de Rafael Lugo y Carlos Andrés Vera respecto al Yasuní. Mucha gente todavía no se la cree y bastantes han caído en el discurso oficial (como si una máquina del tiempo nos hubiera regresado a los 70) y la fórmula probada de explotar petróleo nos sacará de la pobreza, y si así son las cosas sería irresponsable no hacerlo, la gente sufre.

Trato todavía de entender por qué esto me molesta tanto, hace cuestión de meses le decía a la gente que era obvio que el Yasuní-ITT no iba a funcionar, que incluso si funcionara sería cuestión de tiempo hasta que empezaran la explotación, si algún gobierno mantenía esa iniciativa más allá del capricho económico del momento pues sencillamente cambiarían de gobierno. Y creo que la razón de que me molestara tanto es que, pese a todo lo que yo sepa, yo creía inconscientemente que no se iba a explotar el Yasuní.

Tanta propaganda finalmente dio resultado, de tantos lados nos decían cuán importante era este parque nacional que hicieron que la parte lógica de mí baje la guardia por unos momentos y eso, seguramente, es lo que les sucede a esas personas que ahora dicen que debe hacerse una explotación responsable y que, dada la gran responsabilidad del gobierno y el «uso de tecnología de punta», no se hará daño al Yasuní. Lo pongo en comillas porque tecnología de punta es la que vemos en el video de abajo y, en cuestión de energía hay un sin fin de cosas más.


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Bueno, sea que creas que se debe realizar una explotación responsable o no, quiero contarte qué es lo que hacía tan obvia la explotación del ITT y qué es lo que pasará posteriormente con todo el resto de la reserva.

El paradigma actual de progreso

¿Cuál es tu noticiero preferido? No importa. Te aseguro que todos hablan de la economía en la misma forma. Alaban a los países que tengan un crecimiento sostenido, se alarman cuando existe algo llamado desaceleración de la economía o recesión, eso es el apocalipsis. Échen un vistazo. Eso mueve la economía. Es aquello que te venden para justificar cualquier cosa, la explotación del Yasuní, los grandes préstamos entre naciones, el recorte de empleados, la eliminación de beneficios sociales, entre otras cosas.

Finalmente ¿qué es esto del crecimiento económico entonces? Lo voy a poner a manera de metáfora. Si cada país fuera una aspiradora de los recursos naturales, el crecimiento económico sería qué tan rápido aumentas la potencia de esa aspiradora para acabar con los recursos. Qué tan bueno eres ‘capturando’ porciones del mercado y haciendo circular eso.

La medida de una economía próspera actualmente no es qué tan eficientemente usa sus recursos, ni cómo los distribuye al global de su población y esto es cierto seas un economista clásico o un socialista del siglo XXI, y te lo voy a probar. Los cimientos de este modelo económico no cambian en casi ningún país y se basan en el mecanismo de la creación de dinero: Los préstamos.

Más del 90% del dinero que existe se crea en los bancos privados, el porcentaje restante en bancos públicos. Todos te cobran un interés compuesto. Si decimos, por ejemplo que en el mundo (en un momento dado) se crean 100 billones de dólares ahora. Eso se pone en circulación, pero después de unos meses habrá que devolver 110 billones, aunque esos 10 billones no existan. Eso es lo que apura las transacciones comerciales en todo el mundo, la necesidad de obtener dinero para pagar deudas, por eso todos los países tienen deudas.

Eso no se puede sostener en el tiempo, eventualmente pues para solucionar el problema de la deuda, la genial solución de todos los gobiernos es sencillamente, generar más deuda. Se otorgan pues nuevos préstamos y este dinero toma el valor del que ya está en circulación y es por eso que el dinero te alcanza cada vez menos.


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Una revolución pequeña

No voy a hacer un análisis de lo acontecido en Ecuador en los últimos años, ciertamente hubo aciertos y desaciertos pero la verdad es que nada cambia respecto a la tendencia económica mundial y al parámetro de «progreso». Ciertamente esa es la razón de la explotación del Yasuní-ITT y es en eso que se utilizará el dinero que de ahí se saque. En crecer. No estamos invirtiendo nada en cambiar el modelo socio-económico actual, en realmente salir de la deuda. Puesto que la deuda sigue siendo la base misma de la economía. Estamos invirtiendo en pagarla para construir una máquina que acelere más rápido.

Esto sentará un precedente para cualquier recurso explotable en otro área protegida. De hecho ya hay intervención minera en curso en algunas de ellas. Y en lo que a economía se refiere no existe revolución alguna. Una vez que se extraiga la riqueza del Yasuní, sea que se invierta en combatir la pobreza o no, sea que se vaya en gasto corriente del Estado o no. Necesitaremos más dinero y, una vez más, seremos irresponsables por no explotar.

Es por eso que explotar el 1‰ del Yasuní es realmente un análogo a la alusión «solamente la puntita» porque si seguimos con este modelo de crecimiento infinito, llegará otro momento donde no explotar el 2‰ será irresponsable, y luego más. Porque en lugar de alimentar una economía que no se base en la deuda que satisfaga las necesidades de todos de sobra, seguimos empeñados en defender un crecimiento exponencial infinito dentro de un planeta cerrado con recursos limitados.

La verdad sobre el Yasuní

La verdad es que el Yasuní es nada más otro ítem de la lista de transgresiones que se han cometido durante décadas. Otro síntoma dentro de una enfermedad más grande, y por mucho que ame ese pedazo de Tierra y sin importar cuánto sepa acerca de su valor, no puedo defenderlo sin antes luchar contra el problema de raíz, la economía misma. Lo que pasa con el Yasuní-ITT amigos míos es un síntoma y no la enfermedad.

¿Realmente quieres combatir con la enfermedad que está matando al Yasuní? Si todo lo que protestas o defiendes va más allá de una posición de comodidad personal, haz como un médico, estudiala primero, entiéndela a fondo y aún más importante, asegúrate de que no eres un agente más colaborando con esta inmensa Patología Social.


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La Revolución Es Ahora

Motivos para no explotar el ITT

Post original por Carlos Andrés Vera

1. El gobierno te ha engañado varias veces. La primera mentira fue hacerte pensar que la iniciativa ITT era para salvar al Yasuní. Falso. El Parque Nacional Yasuní (PNY) tiene 5 bloques petroleros: 14, 16, 17, 31 e ITT. En Enero de 2012, el gobierno dio luz verde para que Petroamazonas explote el bloque 31 y ayer para hacerlo con su campo hermano, el ITT. Estos son los bloques en el parque nacional:

Parque Nacional Yasuní, bloques petroleros y presencia Taromenani

Los bloques 14, 16 y 17 son explotados desde hace años. Toda la campaña que se armó no estaba enfocada en conservar el crudo bajo tierra del PNY sino de el bloque ITT, que ocupa un área relativamente pequeña del parque. Esto es algo que seguramente comprometió la iniciativa de entrada: ¿cómo otros países iban a financiar un proyecto ambiental en un parque nacional con graves problemas de genocidio, extracción de madera, derrames y plena explotación petrolera?

2. La segunda mentira fue decirte que la iniciativa había tenido un avance interesante. El 22 de Diciembre de 2012 el Telégrafo titulaba: “Iniciativa Yasuní-ITT logra recaudar $ 116 millones”. El día de hoy, publica la siguiente información:“Solo existen $ 13.3 millones en fondos disponibles en los Fidecomisos Yasuní ITT. Esto es, apenas el 0.37% de lo esperado. Existen compromisos no directamente vinculados a la iniciativa, por otros $ 116 millones”. Y titula una nueva mentira:“Se afectará menos del 1 por mil del Yasuní” (como si toda la parte norte del parque no estuviera ya comprometida o en plena explotación). Resulta que 116 millones que nos dijeron Correa y Baki que habían recaudado no estaban directamente vinculados a la iniciativa. Ellos lo sabían en Diciembre pasado pero esperaron hasta ayer para decirte que la recaudación real había sido un fracaso. La propuesta nunca aclaró al país ni a los potenciales inversores las dudas más esenciales:

¿Esperaban el aporte de 3600 millones de una sola vez o en plazos?

¿Si se aportaban 300 millones durante doce años (3600M), qué garantizaría que el bloque no se explotaría al año 13?

¿Cómo podía garantizarse que el dinero donado no se vaya en gasto corriente como pagar sueldos de burocracia?

Por eso, países como Alemania no confiaron en el fideicomiso. Aún así, Alemania decidió aportar directamente al PNY 46 millones de dólares. Y eso revela otra mentira del discurso oficial: que el mundo le dio la espalda al Yasuní. No señor, le dio la espalda a una iniciativa mal planteada, que es otra cosa. Quienes le dieron la espalda fueron los que conociendo el poco éxito económico de la iniciativa (como prueba este borrador de informe de 2011 del grupo negociador a cargo de Baki) te mintieron, asegurándote que habían recaudado 116 millones (entre los cuales seguramente “sumaron”, para engañarte, el aporte de Alemania).

Darle la espalda al Yasuní es haber montado una treta esperando solo el momento políticamente adecuado para explotarlo.

Tres graves mentiras. Y vienen más: ahora te dirán que lo recaudado servirá para combatir la miseria, para hacer obras, etc, como si el desarrollo del país ahora dependiera del ITT. Te dicen que se recaudarán 18 000 millones. Lo que no te dicen, es que será entre 25 y 30 años, a un promedio de 600 millones por año. Si no lo sabes, 600 millones no es más que el 2% del presupuesto actual. Es decir, no son capaces de optimizar o generar 2% de su actual presupuesto y a cambio están dispuestos a comprometer uno de los últimos rincones de selva virgen del país. Podrían tener también la brillante idea de comprometer el crudo de ese campo en una gigante venta anticipada de petróleo, como han hecho con China en ocasiones anteriores. Con un modelo que necesita unos 10 000 millones al año solo para pagar sueldos de burocracia, ¿cómo van a garantizar que el dinero de una eventual venta anticipada no se emplee más que para que toda esa masa burocrática mantenga su capacidad de consumo?

Todas estas mentiras o medias verdades deberían ser motivo suficiente para exigirle al gobierno que no toque el ITT, ya que no existe manera de saber que todo lo que te dice, es verdad (se explotará el 1%, se usará la mejor tecnología, etc). Sin embargo, el hecho de que sean unos mentirosos no es la razón principal para no explotarlo.

3.- Prácticamente hemos devorado la selva. Hace mucho que dejamos de ser país amazónico para ser país de reservas amazónicas. ¿Que no? Este es el mapa del oriente ecuatoriano dividido en campos petroleros:

Campos petroleros en Ecuador. Algunas licitaciones de la gráfica no están actualizadas

Los bloques al sur del PNY aún no han sido explotados, pero son parte de la décima ronda petrolera que inició y se licitará a los chinos.

En naranja, al sur del Yasuní, los bloques de la décima ronda petrolera

Eso nos deja únicamente con dos reservas amazónicas: Cuyabeno y la mitad del Yasuní (cuya única parte no intervenida por petróleo es la zona intangible, al sur). ¿No te parece lógico conservar las poquísimas reservas amazónicas que quedan? Salvo que el dinero sea tu único interés, preservar lo poco que queda del Yasuní y el Cuyabeno es cuestión de sentido común, no una novelería de ecologistas infantiles como llama el poder a quienes se interesan e indignan por este tema.

4.- Detener el genocidio en el Parque Nacional Yasuní. Como si no fuera suficiente la riqueza de flora y fauna, acá estamos hablando de salvar vidas humanas. Punto. Salvar vidas humanas. Con la explotación del ITT y la décima ronda petrolera en curso, estos son los nuevos límites de los taromenani: al Oeste bloques Armadillo y 14. Al Norte bloques 17 y 31 (Andes y Petroamazonas). Al nor-Este ITT (Petroamazonas), al Este, bloques petroleros peruanos y al Sur, China.

Esta presión sobre territorio taromenani, es la causa principal de toda la violencia que se ha generado hasta hoy y que compromete directamente su supervivencia. Aumentar la presión en la zona, solo hace más dramáticas las circunstancias que provocan su exterminio.

Correa ha dicho ya que la última masacre ocurrida en Abril pasado nada tiene que ver con el petróleo. Lo que no te dice, es que ocurrió en la vía Maxus, en el bloque 16, a pocos metros de una cuadrilla de trabajadores petroleros. En esa zona, todo tiene relación directa o indirecta con el petróleo. Varios expertos como Miguel Angel Cabodevilla o Milagros Aguirre se han cansado de explicarlo. Acá un documental que filmé en 2006 y resume esa problemática:

Como si no fuera suficiente, la propia constitución prohíbe la explotación en territorio de pueblos no contactados:

Art. 57.-
“Los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario son de posesión ancestral irreductible e intangible, y en ellos estará vedada todo tipo de actividad extractiva. El Estado adoptará medidas para garantizar sus vidas, hacer respetar su autodeterminación y voluntad de permanecer en aislamiento, y precautelar la observancia de sus derechos. La violación de estos derechos constituirá delito de etnocidio, que será tipificado por la ley. El Estado garantizará la aplicación de estos derechos colectivos sin discriminación alguna, en condiciones de igualdad y equidad entre mujeres y hombres”

Es fácil probar científicamente que los pueblos no contactados están dispersos por el PNY (dentro y fuera de la zona intangible) en al menos 4 grupos, que son nómadas y que se mueven en zonas cercanas o dentro de todos los bloques petroleros del parque (e incluso fuera del mismo, como es el caso del bloque Armadillo). Esto, el gobierno lo sabe. De acuerdo a su propia constitución, se está cometiendo el delito de etnocidio.

Hoy, el gobierno de Correa y toda su maquinaria de comunicación se esmerarán en contarte otra historia. La historia del “hicimos todo lo posible pero el mundo nos dio la espalda”. La historia de “necesitamos el ITT para hacer más obras”. La historia de “si no aportaste nada no tienes derecho a reclamar, vuelve a tu 4×4”. La historia de “estos son caprichos del ecologismo infantil”. La historia del “confíen en mí, yo nunca les he fallado”. La historia de “esta es la mejor decisión para el Ecuador”. En medio de tanto cinismo, siempre será bueno escuchar a un experto como Miguel Angel Cabodevilla, el principal investigador de pueblos ocultos en Ecuador:

Se vienen semanas de cadenas y noticias en medios públicos que ocultarán el hecho de que te mintieron y, lo más grave, han dado un paso significativo para consolidar el genocidio de los Taromenani en el Parque Nacional Yasuní.

¿Lo vas a permitir?

#NoToquenElYasuní | Respuesta a Rafael Lugo

A Rafael lo he visto dos veces en mi vida, la primera cuando lo vi en el TEDxQuito hablando de la necesidad de ideas ecuatoreñas y la segunda en su despacho. Conozco de lejos su trabajo, pero impresiona con su franqueza y claridad; así que empiezo aclarando que esta entrada no es para darle la contra, no voy a responder a sus puntos de vista uno por uno, en muchos estoy de acuerdo, pero sí quiero esbozar un paso más allá de lo que él expone en un intento por responder a su demanda de nuestro encuentro inicial. Vamos hacia esa aventura intelectual.

Rafael nos dice LO DEL «YASUNI» ES CULPA DE TODOS y no puedo estar más de acuerdo, le resumo: La política general de la nación no ha cambiado en nada la famosa ‘matriz productiva’, pero sí nos hemos vanagloriado por ello y por conservar la naturaleza mientras, de forma hipócrita, gozábamos de los subsidios al gas doméstico y gasolina, mismos que nos hubieran servido para pagar ese convenio con el estado para salvar al Yasuní. Como siempre, nos es más fácil decir que el Yasuní, como la patria, ya es de todos… y eso incluía a los estados extranjeros que debían aportar miles de millones de dólares sin una garantía real. Les enviamos, para ser menos convincentes, a una persona que ha negociado concesiones petroleras de nuestra propia Amazonía. Lo peor de todo es que, como los verdaderamente enterados saben, el Yasuní ya se está explotando conjuntamente con muchas otras áreas protegidas, aparentemente hemos estado haciendo una campaña de relaciones públicas que permitieran ganar votos hasta ganar la próxima elección, pero esa coyuntura ya pasó y podemos decir que la cultura planetaria «no está lista» para estas alternativas pioneras y, además de eliminar los subsidios a los combustibles y el gas doméstico, nos veremos obligados (después de unas medidas de austeridad ya aplicadas) a explotar el Yasuní.

Cómo dije antes Rafael tiene razón. La culpa es de todos, pero tal vez es importante destacar que no todos tienen una clara idea de cuáles alternativas se podría tomar fuera de las opciones que comúnmente se conocen y dado que no veo a nadie poniéndolas ahí afuera, pues ahí van.

1) Esto de que estamos vendiendo una comodidad natural por ser valiosa es una estafa, es difícil determinar exactamente qué es ‘invaluable’ y qué no. Si consideramos lo delicado del ecosistema planetario y la explotación masiva de la que ha sido víctima en los últimos cincuenta años, todo el planeta debería ser tratado «a lo Yasuní»; la estafa está en decir que la cambiamos por dinero cuando éste sobra. El dinero se crea arbitrariamente por medio de préstamos que no requieren respaldo real alguno, y se asignan según los caprichos de los gobiernos de turno. Si queremos conservar el Yasuní, se haría y punto. El precio no importa.

2) El desconocimiento de cómo funciona la economía mundial ha hecho pensar a la gente que realmente el dinero es escaso y bueno ¿queremos conseguirlo de economías del primer mundo que tengan un compromiso con la naturaleza? Históricamente ninguna economía llegó al primer mundo siguiendo este parámetro, pero podíamos haber hecho algo mejor cambiando nuestra matriz energética. Y no hablo del estado, hablo de la gente. Actualmente Alemania puede satisfacer la mitad de su demanda energética a partir de energía solar, eso es más práctico que cualquier artículo que jamás se escriba en una constitución. Lo más impresionante de esto es que más del 85% de esos paneles le pertenecen a personas naturales y a compañías pequeñas, es decir gente como tú o como yo.

3) Estoy seguro que, como dice Rafael, veremos como los equipos le echan la culpa al rival de turno, así que me apuro escribiendo antes de que esto se convierta en un pretexto para cualquier agenda política, de izquierda o derecha. Les tengo una solución novedosa para poner en práctica ante cualquier nuevo problema que aparezca, sea el abuso de Texaco, el encarcelamiento de indígenas o estudiantes por terrorismo, una nueva ley de prensa, las concesiones absurdas que luego todo el mundo olvida (sean teleféricos o aeropuertos), la mala planificación. Mi solución consiste en saber valorar las nuevas propuestas que se venden como soluciones. Cuando la empresa privada o el estado les propongan algo, asegúrense que lo que propongan los haga  menos necesarios.

¿Por qué el mercado no abarata las tecnologías alternativas y facilita su instalación? Eso haría que todos produzcamos y consumamos energía, le da flexibilidad al sistema energético y sería una garantía real de que nadie quiere explotar petróleo.

¿Por qué el estado no da subvenciones a proyectos de código abierto? No sería genial que no sólo el estado o las empresas se beneficiaran de los avances de la ciencia, podríamos hacer uso de medios más eficientes que disminuirían nuestro consumo y asegurarían mejor el Yasuní.

¿Por qué las innovaciones de las universidades públicas no se licencias bajo licencia creative commons? ¿Por qué las compañías nos exigen títulos y no competencias para realizar un trabajo? como dice Salman Khan, ahora internet permite que el mejor profesor tenga 7 mil millones de alumnos a costos bajísimos. La educación se está reinventando mientras el estado invierte en hacer nuestras carreras cada vez más largas y nos endeuda con el triple de tiempo para cada crédito (que ellos nombran beca) entregado.

La cuestión es que la economía nos mueve y cuando vemos alguien que no avanza en la fila, pasa lo mismo que en el estadio, se lo saca o se lo arrastra, y mientras todos andan peleando para que ese man de la fila no se mueva, siguen apurados queriendo entrar a ver el partido, reclamando por un juego más justo, pero siempre atentos a lo que dictamina el árbitro.