Explotación responsable o «sólo la puntita»

«El Yasuní era una propuesta demasiado grande
para una revolución tan pequeña»

– Pedro Donoso

Creo que las cosas están bastante claras para algunos ecuatorianos después de haber leído las publicaciones de Rafael Lugo y Carlos Andrés Vera respecto al Yasuní. Mucha gente todavía no se la cree y bastantes han caído en el discurso oficial (como si una máquina del tiempo nos hubiera regresado a los 70) y la fórmula probada de explotar petróleo nos sacará de la pobreza, y si así son las cosas sería irresponsable no hacerlo, la gente sufre.

Trato todavía de entender por qué esto me molesta tanto, hace cuestión de meses le decía a la gente que era obvio que el Yasuní-ITT no iba a funcionar, que incluso si funcionara sería cuestión de tiempo hasta que empezaran la explotación, si algún gobierno mantenía esa iniciativa más allá del capricho económico del momento pues sencillamente cambiarían de gobierno. Y creo que la razón de que me molestara tanto es que, pese a todo lo que yo sepa, yo creía inconscientemente que no se iba a explotar el Yasuní.

Tanta propaganda finalmente dio resultado, de tantos lados nos decían cuán importante era este parque nacional que hicieron que la parte lógica de mí baje la guardia por unos momentos y eso, seguramente, es lo que les sucede a esas personas que ahora dicen que debe hacerse una explotación responsable y que, dada la gran responsabilidad del gobierno y el «uso de tecnología de punta», no se hará daño al Yasuní. Lo pongo en comillas porque tecnología de punta es la que vemos en el video de abajo y, en cuestión de energía hay un sin fin de cosas más.


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Bueno, sea que creas que se debe realizar una explotación responsable o no, quiero contarte qué es lo que hacía tan obvia la explotación del ITT y qué es lo que pasará posteriormente con todo el resto de la reserva.

El paradigma actual de progreso

¿Cuál es tu noticiero preferido? No importa. Te aseguro que todos hablan de la economía en la misma forma. Alaban a los países que tengan un crecimiento sostenido, se alarman cuando existe algo llamado desaceleración de la economía o recesión, eso es el apocalipsis. Échen un vistazo. Eso mueve la economía. Es aquello que te venden para justificar cualquier cosa, la explotación del Yasuní, los grandes préstamos entre naciones, el recorte de empleados, la eliminación de beneficios sociales, entre otras cosas.

Finalmente ¿qué es esto del crecimiento económico entonces? Lo voy a poner a manera de metáfora. Si cada país fuera una aspiradora de los recursos naturales, el crecimiento económico sería qué tan rápido aumentas la potencia de esa aspiradora para acabar con los recursos. Qué tan bueno eres ‘capturando’ porciones del mercado y haciendo circular eso.

La medida de una economía próspera actualmente no es qué tan eficientemente usa sus recursos, ni cómo los distribuye al global de su población y esto es cierto seas un economista clásico o un socialista del siglo XXI, y te lo voy a probar. Los cimientos de este modelo económico no cambian en casi ningún país y se basan en el mecanismo de la creación de dinero: Los préstamos.

Más del 90% del dinero que existe se crea en los bancos privados, el porcentaje restante en bancos públicos. Todos te cobran un interés compuesto. Si decimos, por ejemplo que en el mundo (en un momento dado) se crean 100 billones de dólares ahora. Eso se pone en circulación, pero después de unos meses habrá que devolver 110 billones, aunque esos 10 billones no existan. Eso es lo que apura las transacciones comerciales en todo el mundo, la necesidad de obtener dinero para pagar deudas, por eso todos los países tienen deudas.

Eso no se puede sostener en el tiempo, eventualmente pues para solucionar el problema de la deuda, la genial solución de todos los gobiernos es sencillamente, generar más deuda. Se otorgan pues nuevos préstamos y este dinero toma el valor del que ya está en circulación y es por eso que el dinero te alcanza cada vez menos.


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Una revolución pequeña

No voy a hacer un análisis de lo acontecido en Ecuador en los últimos años, ciertamente hubo aciertos y desaciertos pero la verdad es que nada cambia respecto a la tendencia económica mundial y al parámetro de «progreso». Ciertamente esa es la razón de la explotación del Yasuní-ITT y es en eso que se utilizará el dinero que de ahí se saque. En crecer. No estamos invirtiendo nada en cambiar el modelo socio-económico actual, en realmente salir de la deuda. Puesto que la deuda sigue siendo la base misma de la economía. Estamos invirtiendo en pagarla para construir una máquina que acelere más rápido.

Esto sentará un precedente para cualquier recurso explotable en otro área protegida. De hecho ya hay intervención minera en curso en algunas de ellas. Y en lo que a economía se refiere no existe revolución alguna. Una vez que se extraiga la riqueza del Yasuní, sea que se invierta en combatir la pobreza o no, sea que se vaya en gasto corriente del Estado o no. Necesitaremos más dinero y, una vez más, seremos irresponsables por no explotar.

Es por eso que explotar el 1‰ del Yasuní es realmente un análogo a la alusión «solamente la puntita» porque si seguimos con este modelo de crecimiento infinito, llegará otro momento donde no explotar el 2‰ será irresponsable, y luego más. Porque en lugar de alimentar una economía que no se base en la deuda que satisfaga las necesidades de todos de sobra, seguimos empeñados en defender un crecimiento exponencial infinito dentro de un planeta cerrado con recursos limitados.

La verdad sobre el Yasuní

La verdad es que el Yasuní es nada más otro ítem de la lista de transgresiones que se han cometido durante décadas. Otro síntoma dentro de una enfermedad más grande, y por mucho que ame ese pedazo de Tierra y sin importar cuánto sepa acerca de su valor, no puedo defenderlo sin antes luchar contra el problema de raíz, la economía misma. Lo que pasa con el Yasuní-ITT amigos míos es un síntoma y no la enfermedad.

¿Realmente quieres combatir con la enfermedad que está matando al Yasuní? Si todo lo que protestas o defiendes va más allá de una posición de comodidad personal, haz como un médico, estudiala primero, entiéndela a fondo y aún más importante, asegúrate de que no eres un agente más colaborando con esta inmensa Patología Social.


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La Revolución Es Ahora

#NoToquenElYasuní | Respuesta a Rafael Lugo

A Rafael lo he visto dos veces en mi vida, la primera cuando lo vi en el TEDxQuito hablando de la necesidad de ideas ecuatoreñas y la segunda en su despacho. Conozco de lejos su trabajo, pero impresiona con su franqueza y claridad; así que empiezo aclarando que esta entrada no es para darle la contra, no voy a responder a sus puntos de vista uno por uno, en muchos estoy de acuerdo, pero sí quiero esbozar un paso más allá de lo que él expone en un intento por responder a su demanda de nuestro encuentro inicial. Vamos hacia esa aventura intelectual.

Rafael nos dice LO DEL «YASUNI» ES CULPA DE TODOS y no puedo estar más de acuerdo, le resumo: La política general de la nación no ha cambiado en nada la famosa ‘matriz productiva’, pero sí nos hemos vanagloriado por ello y por conservar la naturaleza mientras, de forma hipócrita, gozábamos de los subsidios al gas doméstico y gasolina, mismos que nos hubieran servido para pagar ese convenio con el estado para salvar al Yasuní. Como siempre, nos es más fácil decir que el Yasuní, como la patria, ya es de todos… y eso incluía a los estados extranjeros que debían aportar miles de millones de dólares sin una garantía real. Les enviamos, para ser menos convincentes, a una persona que ha negociado concesiones petroleras de nuestra propia Amazonía. Lo peor de todo es que, como los verdaderamente enterados saben, el Yasuní ya se está explotando conjuntamente con muchas otras áreas protegidas, aparentemente hemos estado haciendo una campaña de relaciones públicas que permitieran ganar votos hasta ganar la próxima elección, pero esa coyuntura ya pasó y podemos decir que la cultura planetaria «no está lista» para estas alternativas pioneras y, además de eliminar los subsidios a los combustibles y el gas doméstico, nos veremos obligados (después de unas medidas de austeridad ya aplicadas) a explotar el Yasuní.

Cómo dije antes Rafael tiene razón. La culpa es de todos, pero tal vez es importante destacar que no todos tienen una clara idea de cuáles alternativas se podría tomar fuera de las opciones que comúnmente se conocen y dado que no veo a nadie poniéndolas ahí afuera, pues ahí van.

1) Esto de que estamos vendiendo una comodidad natural por ser valiosa es una estafa, es difícil determinar exactamente qué es ‘invaluable’ y qué no. Si consideramos lo delicado del ecosistema planetario y la explotación masiva de la que ha sido víctima en los últimos cincuenta años, todo el planeta debería ser tratado «a lo Yasuní»; la estafa está en decir que la cambiamos por dinero cuando éste sobra. El dinero se crea arbitrariamente por medio de préstamos que no requieren respaldo real alguno, y se asignan según los caprichos de los gobiernos de turno. Si queremos conservar el Yasuní, se haría y punto. El precio no importa.

2) El desconocimiento de cómo funciona la economía mundial ha hecho pensar a la gente que realmente el dinero es escaso y bueno ¿queremos conseguirlo de economías del primer mundo que tengan un compromiso con la naturaleza? Históricamente ninguna economía llegó al primer mundo siguiendo este parámetro, pero podíamos haber hecho algo mejor cambiando nuestra matriz energética. Y no hablo del estado, hablo de la gente. Actualmente Alemania puede satisfacer la mitad de su demanda energética a partir de energía solar, eso es más práctico que cualquier artículo que jamás se escriba en una constitución. Lo más impresionante de esto es que más del 85% de esos paneles le pertenecen a personas naturales y a compañías pequeñas, es decir gente como tú o como yo.

3) Estoy seguro que, como dice Rafael, veremos como los equipos le echan la culpa al rival de turno, así que me apuro escribiendo antes de que esto se convierta en un pretexto para cualquier agenda política, de izquierda o derecha. Les tengo una solución novedosa para poner en práctica ante cualquier nuevo problema que aparezca, sea el abuso de Texaco, el encarcelamiento de indígenas o estudiantes por terrorismo, una nueva ley de prensa, las concesiones absurdas que luego todo el mundo olvida (sean teleféricos o aeropuertos), la mala planificación. Mi solución consiste en saber valorar las nuevas propuestas que se venden como soluciones. Cuando la empresa privada o el estado les propongan algo, asegúrense que lo que propongan los haga  menos necesarios.

¿Por qué el mercado no abarata las tecnologías alternativas y facilita su instalación? Eso haría que todos produzcamos y consumamos energía, le da flexibilidad al sistema energético y sería una garantía real de que nadie quiere explotar petróleo.

¿Por qué el estado no da subvenciones a proyectos de código abierto? No sería genial que no sólo el estado o las empresas se beneficiaran de los avances de la ciencia, podríamos hacer uso de medios más eficientes que disminuirían nuestro consumo y asegurarían mejor el Yasuní.

¿Por qué las innovaciones de las universidades públicas no se licencias bajo licencia creative commons? ¿Por qué las compañías nos exigen títulos y no competencias para realizar un trabajo? como dice Salman Khan, ahora internet permite que el mejor profesor tenga 7 mil millones de alumnos a costos bajísimos. La educación se está reinventando mientras el estado invierte en hacer nuestras carreras cada vez más largas y nos endeuda con el triple de tiempo para cada crédito (que ellos nombran beca) entregado.

La cuestión es que la economía nos mueve y cuando vemos alguien que no avanza en la fila, pasa lo mismo que en el estadio, se lo saca o se lo arrastra, y mientras todos andan peleando para que ese man de la fila no se mueva, siguen apurados queriendo entrar a ver el partido, reclamando por un juego más justo, pero siempre atentos a lo que dictamina el árbitro.