Braulio

Braulio cabalgaba en la ciudad, no es que haya nacido en el campo y nunca llegó a calar tras la migración que es común en la gente de su clase. Era más bien un citadino que decidió crear una disrupción en la cultura, por diversión. Un fin de semana al mes, tomaba vestimentas sencillas, no siempre limpias y alquilaba un caballo en el parque La Carolina, le pagaba al dueño mucho más de lo acordado para el paseo rutinario y empezaba a andar por la Av. Amazonas hacia el norte.

Iba en contravía, ver un animal de frente era algo que asustaba mucho a los quiteños, los progenitores directos de la mayoría los habían protegido de la naturaleza, su impredictibilidad y la inevitable necesidad de relacionarse con lo desconocido que resultaba de ello. El quiteño y la naturaleza tenían su más íntima relación en el paraguas.

Tomaba la izquierda en la Av. Eloy Alfaro, aquí prefería ir por la vereda y después de andar unos pocos minutos llegaba al lugar donde siempre se sentía tentado a ingresar a la pista de bicicletas, se imaginaba a sí mismo en YouTube, se preguntaba cómo reaccionarían los cascos del animal con el concreto de la pista, se reía con su idea de ponerles llantas.

Braulio se detuvo a comprar unos cevichochos, mientras el caballo olfateaba el costal de maíz, luego de un rato lo olvidó y se puso a pastar, la casera le pasó la tarrina de espumaflex, sólo tenía un chocho, él reclamó pero la casera parecía estar apresurada y le decía que se apure comiendo el chocho “¿será una muestra gratis?”, se preguntó. Supo horrible, le pasaron un vaso de agua, alguien gritó porque siempre masticaba en lugar de tragar. La enfermera lo llevó a descansar.

Ahora también en inglés (mi blog en Medium)

Hola a todos, parecería que no he escrito mucho estos días pero me la he pasado muy ocupado editando videos y escribiendo reseñas sobre el Zeitgeist Day que organizamos en marzo en el movimiento zeitgeist. Les cuento además que me animé a abrir un blog en inglés en Medium. Dudo que sean traducciones de mis textos (aunque puede que eso pase de vez en cuando) porque usualmente el público en inglés es otro y escribiré posts originales en ese idioma.

He disfrutado mucho de Medium porque su interfaz es limpia y amigable. Hay una buena curación de contenidos y además el sistema de anotación es bastante novedoso y permite que uno siga el flujo del texto.

Andrés Delgado

Campus Party Quito – día 1

Aunque técnicamente el campus party Quito fue estrenado el día de ayer, las actividades, charlas, talleres y conferencias comenzaron el día de hoy. Me encantaría contarles cómo arrancaron pero lastimosamente hubo más de un problema con identificaciones, registros, tarjetas, filas y finalmente demoré más de una hora en entrar solamente con un pase que no era el mío. Hay mala organización y cierto trato displicente.

Una vez que entras es fácil olvidarse de eso, hay miles de cables de red con velocidad de 6 Gbps — o eso dice la etiqueta, el test de velocidad arroja 8.1 MB/s de bajada y 3.7 MB/s de subida — por lo pronto no me he topado con ninguna página filtrada y puedo usar TOR normalmente, incluso POND funciona bien.

La primera charla que quería escuchar era «Mitos sobre el emprendimiento social» de Michelle Carpenter pero debo confesar que me desmotivó haber llegado tarde y empezar con el mito número cuatro. Espero poder escuchar toda la charla en una siguiente ocasión. He hablado en público varias veces y personalmente pienso que escuchar una charla desde la mitad es como querer enjabonarse con la ropa puesta, el presentador diseña una experiencia que uno debe seguir de inicio a fin. El discurso ha mutado mucho, veo cada vez más presentes los temas de descentralización, seguridad y privacidad pero también hay muchísima gente usando windows mayormente para ver Facebook. Se me cruzó por la cabeza que si tengo un hijo prefiero verlo «perder el tiempo» en un videojuego que en Facebook.

Aterricé en una charla tras leer unos tuits de la cuenta oficial del campus sobre la naturaleza del dinero ¿era gente del banco central? Me acerqué a la zona de cultura digital y resulta que estaban hablando de Bitcoin.

BIT = Binary Digit > Dígito Binario
COIN = Moneda

Bitcoin es una moneda criptográfica que, a diferencia de la mayoría de monedas circulantes, no aumenta en número, solamente en valor. No es producida por bancos sino que es «minada» a través de procesadores. A diferencia del dólar, donde el respaldo de la moneda es la fe que la gente tiene en el emisor (la Reserva Federal de Estados Unidos), sus mercados, armas y política; bitcoin se basa en la confianza que la gente tiene en el algoritmo. Esa es la idea básica de todas las criptomonedas. Cada una tiene un algoritmo distinto y en eso consiste su gran diversidad.

Imagino que en el futuro hipotético donde la gente es educada, se podrán establecer nuevos programas económicos enteros a base de algoritmos. Será muy divertido tener una economía de código abierto, donde las externalidades serán muy evidentes para quien sabe programación. En ese futuro hipotético, todos deberían saber programar.

Tengo issues con bitcoin. Sobretodo porque está pésimamente distribuido (el 0,71% de los usuarios posee el 55% de los bitcoins) y porque es vendido como una utopía de grandes alcances, ciertamente tiene potencial pero tengo la percepción que todavía necesitamos más ciencia de la contracultura al respecto. Cuando inventen algo similar a bitcoin donde la capacidad de minado esté relacionado a la cantidad de ADN humano que posees, o al número de procesos neuronales en tu cerebro, a la información que aportas al desarrollo de la cultura… me está haciendo mal el campus party. En fin, es bueno imaginar.

Luego casi asistí a la conferencia de Efrén Guerrero sobre derechos humanos e Internet (siempre con mayúscula). Casi asistí porque la conexión wifi establecida mediante un iPad cayó por tres ocasiones y como la tercera es la vencida… Hubiera sido muy bueno que Efrén esté personalmente para explicar su tema :/

De camino acá, escuchaba una entrevista a Dolors Reig quien ahora mismo se encuentra en el escenario principal. Comí un combo mixto y me senté a escribir este post. A mi alrededor, sólo 2 parejas conversan y todos los demás estamos absortos en lo que pasa frente a nuestras pantallas. No obstante me he encontrado con muchos amigos por aquí. Seguiremos informando…

MicroQuito

El MicroQuito fue alguna vez un concurso de microcuentos, una iniciativa privada con fondos públicos que no sé que pasó, pero finalmente ni dijeron que se canceló ni anunciaron ganadores. Era prohibido pues, publicar los cuentos en algún lado si uno quería ganar, y yo sí quería. Aquí mis 4 submissions sin algún orden en particular:

 

Caballeros

Yo hurgando en el baúl del sótano: Trompos, piolas, canicas, una pelota nacional, dos estampillas. Con cuidado remuevo las cartas, los candelabros (dejo los pedazos de cera), una tapa de orangine y al fondo una pieza algo vetusta que huele raro. Desempolvo el poncho del abuelo… ¡Pecado! Las motas se reordenan y su fantasma me reclama que la urbe le ha subido las faldas al Pichincha.

En mis tiempos eramos más caballeros guambrito”

Pobre abuelito, si supiera que bajo esas faldas anda ahora la perforadora del túnel para el metro…

¡Ya subo mami!

Quito

Palomas de mierda, o viceversa.

El abuelito que vino del futuro quitópico

En Cruz Loma, ahí donde está ese teleférico, tenemos la estación de trenes maglev, aprovechando la gravedad y la altura uno puede viajar lejos. Tababela se usa ahora como granja de viento para dar energía a las plantas de reciclaje en Zambiza. La comida se hace en torres enormes de hidroponía, y ahí mismo la distribuyen, lo que más sale son los cevichochos… Brilla el machángara

Eso sí, no tengo plata. Ya nadie tiene, sino cómo.

Bicentenario

Y cuando desperté, el aeropuerto todavía estaba allí.

Ciclistas, peatones y «autistas» – el caos de la movilidad en Quito

Hace bastante tiempo que ando con ganas de escribir sobre mi experiencia personal de la movilidad en Quito y después de ver que me estaba volviendo monotemático en mis publicaciones me animé a explorar los problemas cotidianos que enfrentamos los que nos movemos en la capital de este país inventado en 1830.

Para constancia de los lectores tengo una licencia tipo B y manejé por un buen tiempo durante todos los días. Desde noviembre del año pasado, en cambio, retomé el hábito de andar en bicicleta y mucho de eso gracias al programa BiciQ, que presta bicicletas entres estaciones sin pagar nada. Me preguntan bastante seguido qué se necesita para hacer parte del programa así que aprovechemos el espacio:

  • Copia de cédula y papeleta
  • Saber datos de contacto de algún familiar y un vecino (incluso la dirección) para ir a llenar el formulario
  • Una factura del lugar en donde vives
  • Ir a una de las oficinas con todo lo anterior en horas de oficina. Si no puedes, tienes la alternativa de enviar a alguien en tu lugar con una foto tamaño carnet.

Como iba diciendo, ya van casi 6 meses que ando de arriba para abajo con mi bici y ahora que me compré una bici a medida (hay un par de talleres en Quito que las fabrican así) me siento mucho más cómodo que antes.

Lo primero con que uno se encuentra cuando empieza a andas en dos llantas es que no hay por donde ir. Si tomas la calle, vives en un pánico constante porque no puedes ver a los carros que vienen por detrás (lo que me recuerda que debería comprar un espejo para mi casco) y hay algunos que ignoran esa protección legal invisible y totalmente inútil de metro y medio que nos «protege». En este caso uno puede:

  1. Ir bien pegado a la vereda propiciando que los conductores te quieran rebasar para llegar más rápido al próximo semáforo rojo; o
  2. Ponerse en la mitad del carril en donde todo el mundo te empieza a pitar porque parece que desperdicias espacio

La otra opción es tragarse la culpa e ir en contravía para poder ver pues cuando un «autista» transgrede ese campo de fuerza del metro y medio, o anda distraído en el celular, peleando con el copiloto, etc.

La tercera opción (que no aplica para cuestas empinadas) es practicar la subida y bajada de gradas en las aceras. Esquivar los obstáculos llamados peatones y aguantar las justas p*teadas de la gente. Esto es abusivo, las veredas están hechas para caminar. De hecho, inicialmente las vías tenían el mismo objetivo. Pero no me culpen, como saben los políticos viven de votos y fueron ellos los que movieron algunas ciclovías a las veredas.

Y claro, aquí se queja el otro Andrés, que es el que va a pie. Cuando yo veo dos carriles pintados en las veredas, pienso que esos carriles son para mí. Sé que es el carril para bicis pero mi cerebro baja la guardia y se queda en ese espacio, eso sin mencionar que a veces (como por ejemplo cerca de FLACSO) ¡no hay donde más ir! Más de una vez me ha sorprendido el pito de la BiciQ caminando distraído. Y lo mejor que uno puede hacer es… Pues no sé, a veces es quedarse quieto, a veces moverte de carril. Es peligroso. Como es peligroso andar en bicicleta por la calle con los automóviles.

¡Ya ven porque no queremos que nos muevan las ciclovías!
(ni que las obstucalicen)

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