Desempleo Tecnológico | Entrevista a Andrés Delgado

Con una economía que se basa en un crecimiento infinito y en el intercambio de trabajo por dinero, nos aproximamos lentamente a un colapso sistémico, donde tenemos cada vez menos trabajo y más tiempo libre que no podemos intercambiar por dinero. La pregunta del millón es ¿Cómo haremos frente a esto como humanidad durante los próximos años?

Andrés Delgado, activista del Movimiento Zeitgeist, explora las diferentes implicaciones de lo que hoy se conoce como desempleo tecnológico o estructural y las posibles soluciones al mismo.

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Los Robots Robarán Tu Empleo

El desempleo tecnológico es un fenómeno antiguo definido como el desplazamiento de la labor humana a ‘manos’ de maquinaria automatizada o más recientemente de software informático. Si bien en tiempo antiguos hubieron ajustes que hicieron posible una adaptación al fenómeno (como la adquisición de nuevas destrezas y la creación de nuevas áreas del mercado) hoy nos vemos enfrentados por primera vez a un ritmo de crecimiento exponencial de la tecnología. Algo que jamás habíamos enfrentado.

Por otro lado la ‘liberación’ del mercado ha permitido disminuir las barreras ‘morales’ que no permitían a las grandes empresas desligarse de la responsabilidad social. Ahora las grandes multinacionales abogan cada vez más por estos empleados que no piden vacaciones o seguro social, que no se enferman ni embarazan y lo más importante, no piden dinero después de su jubilación… El resultado de esto es que los consumidores tienen cada vez menor capacidad adquisitiva. Puesto que si algo es cierto es que las máquinas crean menos trabajos de los que arrebatan.

Con una economía que se basa en un crecimiento infinito y en el intercambio de trabajo por dinero, nos aproximamos lentamente a un colapso sistémico, donde tenemos cada vez menos trabajo y más tiempo libre que no podemos intercambiar por dinero. La pregunta del millón es ¿Cómo haremos frente a esto como humanidad durante los próximos años?

¿Qué harás tú?

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El Futuro de la Medicina

«Se aspira a que en las facultades de Medicina
se enseñe ‘todo’ pero nadie habla del perfil
de profesional que necesita la sociedad»
Ricardo Hidalgo Ottolenghi

Voy a hablar del perfil de profesional médico que necesita la sociedad. Lo haré no solo basado en las actuales prácticas y tendencias sino también considerando el impacto que tienen otros factores como las tecnologías disruptivas, el desarrollo de la inteligencia artificial, las necesidades de varias industrias y el componente humano.

Para quienes no lo saben cabe aclarar primero que la medicina sí ha avanzado (y mucho) dentro de la última década. No hablo en esta ocasión de células artificiales para llevar oxígeno, ni de la impresión de órganos o la invención de dispositivos que nos ayudan a determinar la etiología de la tos. Hablo de la gran expansión que ha tenido en este tiempo la práctica médica basada en evidencias. Para quienes no estén familiarizados con el término, se trata de el análisis juicioso de toda la información disponible jerarquizada según la solidez con que fue estructurada en primer lugar.

La Medicina Basada en Evidencia (MBE) es una verdadera revolución pero es apenas lógico suponer que esto debió haberse hecho desde un principio, ahora es mucho más fácil aplicarla debido a la revolución tecnológica que estamos viviendo. Los datos pueden ser recopilados desde todas partes del mundo, analizados adecuadamente y publicados en uno o varios sitios desde donde cualquier médico con entrenamiento básico los puede interpretar adecuadamente.

Dicho esto proseguiré abordando la cita médica, a la cual dividiré en en tres partes:

  1. Pre-diagnóstico: el cual se desarrolla en la intimidad del consultorio médico, donde la relación médico-paciente es determinante, el tiempo adecuadamente invertido es oro y para simplificarlo, el doctor se transforma en un recopilador de datos.
  2. Diagnóstico: Es el proceso mediante el cual transformamos la información recopilada en uno o varios cuadros presuntivos o definitivos en base a lo cual tomamos una acción determinada, sea para tratar o curar, o para investigar los cabos sueltos.
  3. Esta fase podría tener muchos nombres, pero básicamente es cuando aplicamos el conocimiento que ha recopilado la humanidad acerca de una condición determinada.

¿Por qué divido en tres fases aparentemente en forma arbitraria a la cita médica?    Por cuestiones didácticas. Las he dividido así porque cada fase representa una especie de procesos específicos que a mí criterio son más o menos difíciles de automatizar. Eso es todo. La automatización es una tendencia general en el mercado, vuelve a los procesos mucho más productivos mientras los costos se van por los suelos. Las máquinas no duermen, ni piden seguro y no tienes que respetar sus derechos, tampoco se jubilan. Si nos damos cuenta de esto veremos que es sensato pensar en los procesos que realizamos cotidianamente en función de esto para analizar las tendencias futuras.

Impacto de la automatización en la medicina

Durante los últimos años se ha tratado de desarrollar un tipo de inteligencia artificial que simule el diálogo humano. Se sienta a las personas en unas máquinas e incluso se premia a las que tardan más en ser descubiertas. Pero este tipo de diálogo es casi inútil en la consulta médica. Los pacientes mienten intencionadamente o no. Suele ser necesario preguntarles algo de varias maneras por repetidas ocasiones y simplemente es bastante difícil que esto cambie en un mediano plazo. Actualmente hay tecnologías que con el reconocimiento de voz pueden dar un pronóstico en el trastorno del Parkinson, es cierto, pero estos casos son más bien excepcionales. Se trabaja para que el entorno de todo paciente sea totalmente monitorizado, pero eso tiene muchas implicaciones éticas sobre la privacidad además de trabas técnicas que son mucho más difíciles de resolver respecto a las otras ‘fases’ que he mencionado. Así mismo, la recolección de información del cuerpo físico es mucho más eficiente (por la relación costo/beneficio) si permitimos que un médico haga el trabajo y no un conjunto de máquinas de extremada complejidad que hoy en día todavía no existen. En conclusión, es muy probable que esta fase de la cita médica siga siendo realizada por el médico por un largo tiempo.

Yendo al otro extremo, la fase final es ahora muy diferente de lo que solía ser antiguamente, cuando tenemos un diagnóstico, basta ingresarlo en motores de búsqueda especializados, para obtener la mejor información al respecto, cómo tratarla, cómo investigarla, el pronóstico del paciente, la población a la que le siente mejor un medicamento u otro. No es exagerar el decir que a partir de ese momento la cuestión ya no corre por nuestras manos, y no es solo que queramos desentendernos del asunto, es que las presiones de la comunidad hacen que el médico busque usar lo mejor. Ahora mismo existe un gran miedo en muchos médicos de Ecuador por la nueva ley de mala práctica médica. Y el único respaldo real con que contaremos es haber hecho lo que la MBE nos dice que hagamos.  Los gastos por seguros médicos y por juicios de mala práctica también se han incrementando mucho, y es así que puedo afirmar sin duda alguna que en esta tercera fase, nos hemos vuelto casi prescindibles, estamos ahí para decirle a la máquina que tiene el paciente y luego para que la máquina nos diga qué debemos hacer. Somos meros interlocutores.

He dejado la segunda parte para el final pues es esta donde las cosas aún no están claras y  donde seguramente podremos ver una transición desde un proceso que actualmente lo realiza el médico hasta un procesamiento de datos que lo pudiera realizar una máquina. El robot Watson de IBM se hizo famoso en Estados Unidos por vencer a todos los competidores del concurso de trivia Jeopardy! el mismo que requería un análisis complejo de un sinfín de datos para responder a preguntas específicas realizadas por el conductor. Watson tenía acceso a 200 millones de páginas de contenido, incluyendo a toda la wikipedia inglesa en su memoria de 4 terabytes. Su procesador es además una cosa muy compleja muy distinta de la computadora donde pudieras estar leyendo esto, es infinitamente superior. Pero actualmente tenemos otros recursos que eventualmente podrían ayudarnos a superar este desfaz técnico. Están las recientemente desarrolladas computadoras cuánticas, e incluso los sistemas utilizados para buscar vida en otros planetas que ayudan a «dividir» la carga de trabajo en varias máquinas.

Volviendo al tema, esa información que el médico recoge del paciente es procesada por el cerebro del médico, en base a sus conocimientos. y ¿quién podría afirmar que tiene 200 millones de páginas de contenido en su cabeza? Además se sabe que el principal obstáculo que enfrente el médico es su propio sesgo y el apegarse al diagnóstico presuntivo que le sugiere su cerebro a pesar de que la evidencia lo orienta hacia otra cosa. La máquina no tiene ese problema, simplemente basa su búsqueda en algoritmos inteligentes para brindarnos las mejores opciones. Muchos podrán decir que esos algoritmos ya han sido probados y que funcionan pobremente. Yo he mismo he visto uno o dos programas intentando hacer eso y funcionan casi igual de mal que un paciente buscando sus síntomas en Google. Pero a esas personas les digo, los algoritmos evolucionan y siempre para mejor. Las máquinas se harán cada vez más sofisticadas para ofrecer hipótesis diagnósticas, incluso nos podrían preguntar por un síntoma o signo que se nos pasó por alto al momento de la anamnesis y el examen. Desplegarán los porcentajes de probabilidad diagnóstica y el mejor set de pruebas para asegurarnos qué hacer. Recordemos una vez más el problema de la mala práctica médica, el sesgo de información y de sospecha diagnóstica. Serán todos un problema innecesario cuando en lugar de decirle a la máquina que diagnóstico pensamos que tiene el paciente, la máquina nos diga que es lo más probable (verdaderamente) de acuerdo a la información recopilada en la primera fase.

El futuro de la educación médica

Vuelvo entonces a lo que vinimos. Afirma el Dr. Hidalgo:

Se aspira a que en las facultades de Medicina se enseñe ‘todo’ pero nadie habla del perfil de profesional que necesita la sociedad

Mi respuesta es simple. Pienso que dadas las tendencias actuales la Facultad de Medicina no bastará para formar lo que el paciente necesita, y esto se debe a que el paciente no requiere de un buen médico (porque a pesar de serlo está lleno de limitaciones) sino de un sistema de salud. Un sistema que incluye principalmente a los especialistas en informática, se requiere de profesionales en educación, psicología y diseño para que elaboren guías educativas que ayuden no solo en el apego al tratamiento sino en las buenas prácticas de prevención en salud. Se necesita de desarrolladores para aquellas aplicaciones que mejoran el apego en el paciente crónico.

Y he abordado solamente la cita médica. Ni que hablar de como los datos de cada paciente se integrarían a la base de datos principal que ayuda en la toma de decisiones posteriores, que como un ser humano evoluciona en su entendimiento de patrones de enfermedad. O del impacto que tendrá la disminución de costo de la secuenciación de ADN que posiblemente se extienda a toda la población como un método de screening habitual, como dijo un amigo, seremos humanos open source.

Lo que necesitamos los profesionales de hoy es saber de las últimas tendencias en medicina, y de como mejor adaptarnos a ellas. Necesitamos saber de meta-análisis. Sí. Pero también de teléfonos inteligentes y aplicaciones, de como codificar un programa y mantenernos al tanto. Porque el futuro ya está aquí, solo que muy mal distribuido, pero en los tiempos actuales esa distribución ocurre a un ritmo cada vez mayor. Necesitamos saber de bases de datos, de sistemas de código abierto, de proyectos colaborativos, del crowd-funding científico.

Es cierto que toda esta explosión no llega a nuestro país y que en términos prácticos podríamos escondernos en nuestro retraso para creer que estamos haciendo lo que debemos con lo que tenemos. Pero me gustaría hacer una invitación, que tal si en lugar de eso, construimos lo mejor que podemos construir con nuestros recursos actuales. Y volcamos todas nuestras fuerzas no a una eficiencia ya obsoleta sino a la construcción de un sistema mucho mejor. ¿Qué tal si abrazamos el cambio? No es fácil, pero los únicos peces que nada con la corriente, son los peces muertos.

Advertencia

Ahí estaba yo, sentado frente al televisor, recibiendo los destellos de cada uno de sus cuadritos tricolores, molestado por su sonido que poco combinaba con el ventilador de la laptop, el cual seguramente debía reemplazar. Los audífonos en las orejas estaban solo ahí por negligencia; y mi mirada… podía estar en cualquier lado pero realmente se posaba en mis adentros, es extraño como la gente menciona que Sutano o Mengano anda ‘con la mirada perdida’ cuando está justo detrás del nervio óptico.

Apoyado contra la pared, mi cuello sufre el desgano que me acompaña desde hace un par de semanas, poco a poco los músculos van formando alianzas, y esas contracturas no permiten que la sangre oxigene mi cerebro adecuadamente, estoy de mal genio. No he obtenido trabajo en estos días, aparentemente todo el mundo requiere contratar personal para atención al cliente. Nunca he sido bueno con la gente, me va mal; en las entrevistas no lo puedo ocultar, la competencia asiste en terno y tal vez por eso no recibo la cortesía del ‘no nos llame, nosotros le llamaremos’.

Dos meses atrás perdí mi trabajo debido a la automatización de los sistemas de distribución en bodegas, yo guardaba el inventario, era de los importantes pero ahora no era necesario, desde que la persona le decía al Siri de su iPhone lo que quería hasta que el cliente ponía su pulgar en la tablet del repartidor, todo estaba automatizado.

Ahora tenemos semáforos donde antes hubo policías, máquinas expendedoras donde antes estuvo Doña Rosita, instagram con doce empleados donde antes estuvieron los dos millones de Kodak, software de detección de voz donde hubo secretarias, por Dios yo compré mi último libro en internet, para escucharlo en una computadora. ¿Será que hay una tendencia natural a la automatización?

Siempre le eché la culpa a la codicia de los millonarios, dueños de grandes empresas que preferían esclavos electrónicos que no reclamaran su seguro social, ni buscaran salir temprano para dormir, o pasar con su familia, ni hablar de jubilarse. Pero ahora me veo a mí como en estado de hibernación, respirando casi sin darme cuenta, dejándome llevar por pensamientos aleatorios como una máquina cuando procesa uno de sus tantos algoritmos. Desmotivado, siento como yo también me estoy automatizando, si no me molestara mi familia, si ese teléfono no sonara, si el chat no emitiera ese fastidioso sonido que me obliga a atender, estoy seguro que seguiría quieto sobre mi estación, esperando una nueva orden, ahorrando toda la energía posible, quejándome solamente cuando me estoy quedando sin batería…

Esa queja (y ésta) son solo una advertencia.

Artificial

«Primero construimos las herramientas, luego ellas nos construyen»
– Marshall McLuhan

Durante sus fases primitivas los sistemas solares están conformados por cientos de cuerpos estelares que tienen trayectorias caóticas, al menos a primera vista. Podríamos compararlos con una gran nube de polvo que poco a poco se va condensando en asteroides, planetas, estrellas. En un inicio hay mucho calor en estos cuerpos pero paulatinamente se van enfriando. Los núcleos de los planetas siguen activos pero en la corteza podemos observar un poco más de estabilidad.

Los cuerpos más grandes absorberán, por gravedad, a las ‘rocas’ más pequeñas y todas se ordenarán siguiendo las fuerzas que dominan al universo, y lo digo literalmente. Han cambiado tan poco desde entonces que basándonos en ellas hemos podido enviar droides que exploran a Marte, sondas que escasamente sobreviven a las altas temperaturas de Venus y otras que han ido más allá de los anillos de Saturno.

Algunos de estos planetas forman atmósferas, lo cual es muy importante puesto que permiten conservar componentes que en la Tierra han resultado requisito para la aparición de vida. Esto se da en un lapso que comparado con la vida humana es bastante largo; el solo hecho de que hayamos comprendido esta dinámica resulta asombrosa. No resulta irracional pensar que la Tierra vista hace mucho tiempo haya sido uno de esos áridos planetas de los cuales hoy pensamos jamás albergarán vida. Parece que intencionadamente los planetas evolucionan para crearla, pero ¿Es esa realmente la situación?

La mayoría de órbitas planetarias es inestable, menos del 3% del polvo cósmico forma estrellas, la mayoría de lugares del universo matan la vida instantáneamente (sea por calor, frío o radiación). Formar un solo organismo pluricelular tomó 3,500 millones de años pero aún así 90% de las especies que jamás hayan existido ahora se encuentran extintas debido a causas 100% naturales.

No obstante parecemos no entender la neutralidad del universo y nos gusta pretender que todo lo natural es bueno para el hombre, que somos los privilegiados del cosmos (otros dirían de la creación) y que sencillamente lo natural es bueno. De hecho tenemos centros naturistas para la gente que tiene miedo a todo lo que no lo sea, estos remedios que aseguran curar todo y no dejar efectos secundarios. Terapias alternativas que usan las fuerzas ‘autosanadoras’ del cuerpo y la energía del universo para curar -siendo que las fuerzas del universo han sido lo suficientemente ineficientes como para causar cantidad de defectos al nacimiento. ¿Qué tan real es esta paradoja de lo natural vs. lo artificial?

Es sabido de antemano que nosotros usamos medicina herbolaria desde tiempos pretéritos. Gracias a los avances de la ciencia hoy sabemos que esa medicina es bastante caprichosa cuando ingresa al cuerpo humano, unos la absorben mejor que otros, las infusiones son más o menos concentradas y las hierbas al tener tantas sustancias terminan ayudándonos en algunas cosas al mismo tiempo que nos perjudican en otras. Tras siglos de estudio fuimos capaces de aislar las sustancias químicas dentro de las plantas y averiguar la cantidad exacta necesaria para conseguir efectos terapéuticos y el límite al cual empiezan a provocarnos daño. Hemos ayudado a estos componentes a protegerse del pH del estómago para que lleguen a nuestro intestino y sean absorbidas, en algunos casos, ayudamos a que permanezcan más tiempo retrasando su eliminación por la orina.

Como si eso no bastase, cada día somos más exactos al señalar en que porcentaje una medicina sana, y comparamos entre todos los compuestos para ver cual produce menos problemas, requiere menos tomas o incluso que hábitos debemos aprender para evitar tomar estos compuestos. No existe nada de artificial en esto, de hecho hemos aprendido a ser más exactos al momento de lidiar con las amenazas de la vida, en cierta forma se parece bastante a lanzar una sonda espacial. Sin conocer y aprovechar de las leyes de la naturaleza, nos sería imposible utilizar estos compuestos que la gente denomina como artificiales.

Cuando un dispositivo invade nuestro cuerpo nos causa extrañeza, ahora mismo se trabajan en incluir en el mercado estas bombas que detectan el nivel de glucosa en la sangre y automáticamente liberan insulina para regular los disbalances que tienen los pacientes diabéticos. Si lográsemos ver de cerca como funciona una célula nos daríamos cuenta que se parece mucho a los dispositivos robóticos a los que tanto tememos. Una proteína cargando un neurotransmisor en el cerebro, otra contrayéndose para que tu ojo se mueva y siga estas letras no es más que una micro-máquina dentro de ti.

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No existe tal cosa como lo artificial, es solo cuando somos capaces de integrar cierta dinámica a nuestra rutina que algo nos parece natural, el desconocimiento de como funciona una central atómica (el sol), de como funciona un aislante en la transmisión de electricidad (como sucede en nuestras neuronas) es lo que produce esa sensación incómoda de que la tecnología es algo que escapa a las leyes del cosmos.

Los seres humanos hemos sido capaces de entender las leyes naturales y reorganizar la materia para formar máquinas que se adaptan a la existencia, es decir que funcionan. Si por un momento imaginamos al sistema solar del tamaño de una pelota de fútbol y observamos como diminutos objetos salen y circunvalan a la Tierra, jamás pensaríamos que es algo artificial, pero ¿Cuál es tu opinión de un satélite espacial? Mientras más nos aproximamos a la complejidad, más gris se torna esa frontera entre lo natural y lo ‘artificial‘. Parece que ha llegado el tiempo de deshacernos de ese concepto para abrazar a la tecnología como parte de la naturaleza y ponerla al servicio de la evolución del organismo humano y de la biósfera entera, creando sostenibilidad, eliminando la violencia.

Una nuevo consciencia está emergiendo, que ve a la Tierra como un  organismo único y entiende que un organismo en guerra consigo mismo, está condenado. Somos un planeta.