¡Hola mamá! Soy booktuber

Leer puede ser muchas cosas. Después de todo, hay miles de historias y miles de lectores. La forma en que nos relacionamos con los libros depende de nuestro momento. Por eso, uno no puede leer el mismo libro dos veces, de la misma manera que no puedes bañarte en las mismas aguas de un río. En otras palabras, las historias escapan al tiempo.

Esto es hermoso, porque nos reinventamos en cada lectura, pero también es triste porque las impresiones que los libros dejan en nosotros se van con el tiempo. He recomendado libros diciendo «no recuerdo nada de lo que había en el libro, lo que recuerdo es que era realmente bueno». No sé si eso sea bueno o malo, pero he decidido cambiarlo. Quiero guardar las impresiones temporales que me dejan los libros. He decidido convertirme en booktuber.

Booktuber es una palabra horrible (y será peor cuando la RAE la transforme en buctuber), pero creo que serlo es todo lo contrario. Terminar un libro es satisfactorio, pero discutirlo es el equivalente a ver los mejores memes después de la Saga del Infinito; o algo así.

Quisiera decirles que, desde hoy, me ganaré el pan de cada día reseñando lo que leo. No. Dudo que los algoritmos lo permitan; además, a YouTube no  le interesa. Sí, he empezado a subir videos, pero es por el gusto de hacerlo. No esperen ediciones profesionales ni viñetas increíbles (apenas me sobra el tiempo). Lo que sí quiero dejar en claro es esto: amo los libros. Creo que sería miserable sin ellos. Creo que todos necesitamos historias en la existencia y los libros pueden ser mucho más interesantes que los chismes de política, la novela, twitter, facebook, o lo que sea que les cuente la vecina.

Así que, mamá, ¡soy booktuber! Este es mi primer video:

 

El gusto de trabajar

Esta es una lista no exhaustiva de cosas que he disfrutado en algunos de mis trabajos. Una plaza es más que el cargo que te dan. Son las personas que conoces, las experiencias que atesoras y las destrezas que te enseñan.

Asistente de investigación UTE-HPAS

Este proyecto de investigación fue financiado por mi universidad. Mi profesor de microbiología me escogió para trabajar como ayudante en el laboratorio de microbiología del Hospital Pablo Arturo Suárez. Disfruté mucho hacer cultivos celulares, tener que usar mandil, aprender a elaborar los caldos de cultivo y, en general, todo el trabajo práctico. Tenía otros dos compañeros practicantes con quienes hice buena amistad. Durante las vacaciones, mi práctica semanal se hizo diaria y el trabajo un poco más intenso. Me familiaricé con el sistema del hospital y estaba orgulloso de lo rápido que ingresaba datos ahí. Esto es algo que usualmente se ha repetido en mis otros trabajos. Este trabajo pagó mi pasaje a Nuevo México.

Intercambio en la Universidad de Nuevo México

Dos cosas:

  1. El curso de supervivencia en el desierto: Ante la mirada incrédula de los locales, comí una hormiga sin chistar. Aprendí a hacer fuego, a obtener agua, a usar la tierra a mi favor y a protegerme del viento. Aang hubiera estado orgulloso.
  2. El sistema informático del hospital de la UNM: Estúpidos y sexys programas informáticos. Fue la primera vez que vi un sistema integrado de información y atención al paciente. UNM aplicaba la historia clínica electrónica en tiempos de Nokia; los exámenes radiológicos y de laboratorio se agregaban automáticamente al registro y las instrucciones a la estación de enfermería también se escribían ahí. En el alta, se proveía una hoja informativa al paciente con base en los diagnósticos al alta (eso por nombrar algunos ejemplos destacados). La otra maravilla fue poder acceder a UpToDate, evidencia a la carta.

Coordinación del MZ

Aunque es un capítulo cerrado en mi vida, esta posición pro-bono me permitió trabajar por primera vez en equipos internacionales y en comunidades. Administrar grupos de voluntarios es extremadamente difícil y uno debe aprender a mantener el equilibrio entre brindar motivación y exigir resultados.

Lo que más me gustó fue empezar desde abajo e ir escalando hasta posiciones de más alcance. Aprendí de todo: montar un sitio web; subtitulado y traducción; edición de videos; manejo de joomla, wordpress y drupal; organización de eventos; hacer de community manager en páginas con miles de «me gusta» y la coordinación de equipos. También me tocó aprender a hablar en inglés luego de «saber, en teoría».

Gemas que me llevo: haber llenado un par de veces el cafelibro, hacerme pana de los músicos de descomunal, conocer gente de todo el país, mantener un programa semanal de radio, distribuir una película en cines de cuatro ciudades, salir del utopismo tecnológico y nuestro evento en el CAC.

Externado & Internado

  • Los turnos de la emergencia. Me encantaba suturar y coser.
  • Mi primera cirugía; asistiendo a la colocación de una malla en una hernia inguinal.
  • Las personas e historias que uno conoce y hace en el hospital. Gente con quien uno termina llevándose toda la vida porque compartes días y noches; las conversaciones en los estacionamientos; los cafecitos de la una de la madrugada. Es un hermoso lugar para hacer más que amigos.
  • Ver un pulmón sin que te estorben las costillas.
  • Tocar un cerebro.
  • Mi Carlita, que en paz descanse.

Pre-rural en Zumbahua

Visitar los hogares indígenas, caminar por tierras indígenas, vivir la cultura indígena. Lo hermoso de la medicina comunitaria fue visitar chozas que la gente ve en museos (aunque mal reproducidas). Comer la cebada, aceptar con vergüenza un huevo (porque es algo muy valioso para ellos), comprar las colaciones más caras en las escuelitas de la zona. Caminar por dos horas para visitar a los niños pacientes. Y que una niñita te tenga pena porque sólo tienes un animal. Envidiar su patio trasero.

Medicatura rural en Nayón

Fue demasiado corta como para cogerle gusto pero lo bonito, creo yo, fue el lugar de trabajo. Estar en poblado tranquilo con un hermoso parque central.

Traductor

He traducido muchas, muchísimas cosas  (incluso un libro) y, en algún punto, también alguien decidió pagarme por eso. Pero creo que lo que más me encanta de ese trabajo es descubrir usos ocultos de las palabras y las sutilezas de los distintos idiomas que me han tocado (italiano, inglés y español). Traducir también es aprender lo mal que uno lee la primera vez y tener la oportunidad de aprender de todo. Es un bello, bellísimo oficio.

Coordinacion de FLOK

Este fue mi tercer cisma profesional luego de (1) escoger el bachillerato en ciencias sociales (era bueno para matemática y física); y (2) escoger medicina siendo bachiller en ciencias sociales.

FLOK, un proyecto para generar política pública desde la academia, me sacó de mi zona de confort al introducirme en investigación cualitativa y participativa. Creo que mi parte favorita fue relacionarme directamente con actores del gobierno nacional (de ministros para abajo) y conspirar para bien. Sería ingenuo decir que lo que ahí se hizo estableció algo de la política nacional, pero lo que sí es cierto es que introdujo ideas e inició conversaciones en el sector público sobre temas de propiedad intelectual.

Disfruté enormemente trabajar en un equipo con investigadores extranjeros y entablar diálogos en otro idioma. Creo que hubo un aprendizaje mutuo con el equipo de investigación y, de hecho, haberlos conocido motivó a que yo aplique a un posgrado en el extranjero.

Otra cosa que sucedió en FLOK fue la integración del proyecto con gente del mundo hacker. Conocí en persona a dos de los cuatro autores de «Cypherpunks» y fui intérprete de un tercero en videoconferencia. Gracias a estas circunstancias, mi vida dio un giro cuando me vi envuelto en una protesta contra el código orgánico penal y terminé hablando en un cuarto lleno de asambleístas. En poco tiempo me convertí en un rostro visible del conocimiento y software «libre» pero eso ya es otra historia.

SENESCYT

Mi último aporte en FLOK fue mi primera tarea en SENESCYT: una wiki que permita la construcción participativa de la ley. Enseñar a la gente (desde el ministro hasta estudiantes) a usar mediawiki se sintió como un verdadero logro.

Al contrario de lo que la mayoría podría pensar, la subsecretaría de investigación me dio bastante independencia para apoyar iniciativas de la sociedad civil (evidentemente alineadas a los objetivos de la política pública). Así, pude escribir el primer whitepaper sobre la gobernanza de internet en Ecuador y organizar el congreso de dominio público y bibliotecología.

Fue bonito aprender cómo opera el poder desde adentro (aunque no siempre estuviera de acuerdo con lo que terminaba sucediendo). Conocí gente capaz, comprometida y personas que, hasta el día de hoy, admiro un montón. En ese ministerio, muchos puestos de liderazgo estaban en manos de mujeres y las jefas que me tocaron eran muy buenas en lo que hacían.

Asistente de investigación en el Instituto Liu:

Cuando empecé a trabajar en Liu, en UBC, la situación era la siguiente: Mis jefes habían ganado un grant para «promover el diálogo sobre temas de política global» pero no habían desarrollado una propuesta de investigación concreta. A pesar de que este es el peor lugar para empezar algo, también es lo contrario. Me encantó tener que sustentar más de una propuesta concreta de trabajo que funcionara tanto desde el punto de vista académico como periodístico. Aunque mi primera opción fue descartada—trabajar sobre los vacíos legales de los sistemas de inteligencia a escala global—, vi como otra de mis propuestas tomó forma y se convirtió en una serie de artículos web.

Otra ventaja de este trabajo es que era una posición remota que me permitía ir a mi ritmo. Finalmente, el contacto con expertos de alto perfil de campos muy opuestos me cautivó bastante. Entrevistamos a especialistas en seguridad digital y al mismísimo Phineas Fisher. Finalmente, mi jefe me pidió que boceteara algunas ideas para ilustrar los artículos. No tomaron en cuenta ninguna pero fue la primera vez que me pagaron para dibujar.

Consultor de Freedom House

La primera gran sorpresa es que me hagan una oferta de trabajo sin haber tenido que buscarla. Nunca resolví el misterio sobre cómo dieron conmigo pero me dejó la satisfacción de que el trabajo bien hecho puede ser reconocido aún sin que uno sepa cómo. Me gustó aprender sobre la metodología que se usa en el reporte sobre libertad de la red, y cómo este permite hacer investigación comparada a nivel internacional. El trabajar con una editora también es un plus. Uno aprende a escribir el día en que un editor re-escribe contigo. Y, aunque ya había tenido esa experiencia con mis artículos de GK.city, aprendí más trabajando mis textos en otra lengua.

Docente-investigador en la UTE

Bienvenidos al cuarto cisma de mi vida, cuando volví a trabajar en la facultad de ciencias de la salud luego de obtener una maestría en política pública y relaciones internacionales. Esto sucedió porque tuve una oferta directa de mi antiguo decano (ahora rector) de trabajar en la universidad. Sin embargo, fue una sorpresa que quisiera emplearme en el lugar donde me había graduado.

Reintegrarme a la facultad fue difícil pero encontré un escape a ese proceso trabajando en mejorar el sistema de investigación universitario. Lideré el proceso de migración de 3 de las 4 revistas científicas de la institución a OJS (el estándar internacional) y, junto con la directora editorial, conseguimos que la universidad empiece a utilizar CrossRef en todas las revistas. Con el apoyo de la biblioteca, subimos todos y cada uno de los números antiguos al nuevo sistema y publicamos un nuevo número 100% en una plataforma digital.

Otra cosa que me gustó fue integrar a la Universidad al consorcio REDCap, esto como resultado de una capacitación en línea sobre manejo de datos clínicos de investigación. Gracias a este curso, me familiaricé con el sistema y el rector apoyó la decisión de que sea instalado para todos los investigadores de la Universidad. Lamentablemente, todavía no existe material de entrenamiento en español y la diseminación se complicó por eso. Pero eso me permitió recordar mucho sobre los estándares de datos en investigación y la construcción de encuestas. Además conduje mi primera investigación «masiva» con formularios en línea, logrando más de 400 respuestas.

Por supuesto, di clases. Inaugurarse como profesor es extraño pero ser facilitador lo es más. Juega mucho la motivación de los estudiantes porque si no vienen estudiando, no hay cómo hacer clase. No les voy a mentir, dar clases no estaba en el top 5 de mis actividades favoritas pero disfruto leer lo que mis estudiantes escribían en sus evaluaciones de mi desempeño.

Mucho de mi trabajo en la UTE consistió en la escritura de artículos científicos (y casi todos en inglés). Debido a esto, seguí un curso en línea de Stanford sobre escritura de manuscritos. No saben cómo disfruté eso y qué necesario es para escribir en cualquier idioma. Realmente se los recomiendo. Escribir, escribir, escribir; de las cosas más bonitas que tocó hacer. Monté un pequeño curso sobre el tema y, aunque solo tuve dos estudiantes, creo que me fue bien en el tema. El próximo mes se publicarán, al menos, dos cosas que escribí.

Otras

Es difícil reportar sobre otras cosas que he hecho fuera de una posición específica. He realizado un fuerte trabajo de incidencia política («advocacy», en inglés) y esto me ha permitido escribir en medios nacionales e internacionales, reunirme nuevamente con asambleístas, viajar a otras partes del mundo y colaborar en publicaciones de organizaciones de sociedad civil. A veces con mi nombre, a veces anonimamente. Mi penúltimo mensaje va de la mano con esto: si algo les despierta su interés cívico, háganlo, aunque no pague en divisas. Hace poco casi me gano una beca a un simposio por ser buen tuitero, uno nunca sabe qué tipo de reconocimiento recibirá por hacer trabajo voluntario significativo.

El mensaje final: los cismas no acaban con tu carrera sino que diversifican tus oportunidades. Si sientes que tu vida profesional se parte en dos, tal vez estás haciendo mitosis laboral. Sólo asegúrate de ser un profesional completo en ambos campos.